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32 sólo puede obtenerse, es verdad, a fuerza de arbitrariedad en la interpretación de los sistemas. Pero esa arbitrariedad no es exclusiva ni más notoria en el P. Casimiro que en la gene– ralidad de los eclécticos del tiempo. Las interpretaciones fun– damentales de la filosofía aristotélica en que apoya su síntesis el autor, no son originales suyas; son compartidas por muchos autores contemporáneos. Lo original del P. Casimi.ro ha sido llevar hasta el extremo posible, lógica y sistemáticamente, esas interpretaciones y unirlas en una síntesis de rigor sistemático. Esta es la originalidad que él mismo se atribuye : <<Arquitecto soy: ,los materiales los he recogido acá y allá; pero la con– strucción es mía. Así he mezclado lo mío con lo ajeno, que ni yo mismo podría hacer la discriminación)) 10 • Su contribución ha sido la discusión crítica, el examen minucioso y la síntesis final en un sistema. En este sentido, el Atomi peripateticae del P. Casimiro es uno de los ejemplos más típicos y extremados de tendencia conciliatori~ en la escolástica del siglo 17. K. DIGBY, Demonstratio ,immortalitatis animae rationalis sive tractatus duo phi– losophici, in quorum priori natura et operationes corporum, in posteriori vero natura animae rationalis, ad evincendam illius immortalitatem, explicantur, Pa– risiis 1651, 12). En el P. Casimiro no encontramos tales incoherencias. 70 « Noli mihi ea quae ex alii,s desumpsi ut furtum ohicere, quia nec arq– nearum sane textus (verba sunt Lypsii) ideo melior, quia ex se fila gignunt, nec noster vilior quia ex aliis libamus ut apes: architectus ego sum, materiam undi– que conduxi, extructio tamen nostra erit: aliena vero sic meis immiscui, ut licet tota mente attentus, alia ah aliis secernere non valerem » (Frons operis : I, [5])

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