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30 mantenido en pos1c10n horizontal acaba por fatigarse: es que sufre la presión de los átomos que descienden 64 • Hay solucio– nes de dificultades que hacen sonreír: Si la luz es una substan– cia, si es un enjambre de espí;itus, como pretende el autor, resultará que, al cerrar las ventanas de una casa, podrá verse todavía, puesto que los átomos permanecen en la estancia. La respuesta es: también el viento desaparece cerrando las ventanas y, sin embargo, es verdadera substancia; el aire que– da, pero pierde el movimiento y, por eso, ya no es viento. De igual modo, la luz queda, pero no es lumen, porque no se mueve 65 • Rechaza la teoría escolástica de los cuatro elemen– tos, pero la suplanta con otra no menos original: además de los átomos de tierra, fuego, aire y agua, hay que admitir in– numerables más, para explicar la inmensa variedad de com– puestos que la experiencia muestra. Hay que sumar todos los espíritus e influencias de los astros: espíritus solares, oriundos del sol; espíritus ma,rciales, de Marte; espíritus joviales, de Júpiter, etc., que dan lugar en diversas regiones y tiempos a diversas generaciones. · Su número es indefinible, ya porque no sabemos si todo·s los astros son de la misma especie, ya porque ignoramos el número de los astrosªª. Su pretendido método empírico también nos ofrece extraños contrastes. Así, al investigar el proceso de la sensación según Descartes, Digby y Maignan, no se satisface con ninguno de los tres, pero advierte que es posible hallar la verdadera explicación ccsi quis meditationi incumbat)) 67 • La frase envuelve cierto aprio– rismo metodológico que subsistía ciertamente en la nueva fí. sica: no es la meditación el medio más apto para descubrir la naturaleza del proceso de la sensación. Pero la ciencia del tiempo era así: algunos destellos luminosos y una vasta re- 64 «Sol caeteraque astra spiritus suos versus terram excutiunt et qui ad ter• ram decidunt extimas eius partes in minutissimas atomos scindunt, in quibus ipsi quodammodo incorporati a terra denuo resilientes una secum illas vehunt ad instar piJ.ae quae in humentem impacta parietem non nihil coementis sibi adhae• rentis in reditu portat. .. quo posito fieri non potest quin densum in aere col• locatum tandiu descendat donec crassius aliquod corpus quo sustentari possit oc• currat...» etc. (Phys., p.2, d.3, a.2, q.2 : 111, 346). 65 lbid. d.2, a.5, q.3 : III, 307. 66 «..•sicut a sole proveniunt spritus ignei, ita etiam a love ioviales spi• ritus, et a Marte maniales ad nos usque descendunt, et inde in diversis plagis diversisque temporibus diversae sunt generationes. .. lgitur si quaeratur quot sunt elementa, respomlendum est cum distinctione, vulgaria quidem elementa esse quatuor, sed physice et in rigore certo responderi non posse, quia praeter illa quatuor tot sunt quot influentiae, quarum numerus certo determinari non po• test, tum quia nescimus ·an omnes stellae sint diversae speciei, neque praecise scimus numerum astrorum; multa enim sunt quae nobis non apparent, et ut arbitror, propter hoc Aristoles coelum vocavit quintam essentiam» (lbid. d.3, a.l, q.2, : III, 321-322). 67 lbid. p.3, d.3, sect.l, a.l, q.3 : IV, 85.

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