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23 La rápida expos1c10n panorámica que ·estamos haciendo de lfs doctrinas del autor no nos permite detenernos en este interesante punto. Tratemos de caracterizar la obra del P; Casimiro. Las palabras del título, Atomi peripateticae, denuncian una clara tendencia conciliatoria. Pero no se trata sólo -como sugiere el subtítulo sive tum veterum tum recentiorum atomistarum placita ad neotericae peripateticae Scholae methodum re– dacta-. - de adaptar la doctrina atomística al método peripa– tético. La obra es de más alientos: afecta no sólo al método, sino también a la doctrina; abraza no sólo la Física, sino todo el cainpo de la Filosofía -exceptuada la Etica-; no sólo el peripateticismo, sino todas l.as escuelas filosóficas. El P. Ca– simiro interroga a lo largo de ella a todos los sistemas filosóficos, antiguos y modernos, a los grandes escolásticos del siglo 13 y 16, a los tomistas, escotistas, nominalistas y suarecianos; a Gassendi y sus discípulos, a Descartes y los cartesianos; a los científicos, desde GaH.leo hasta Mersenne. A todos juzga con notable penetración crítica y · sincero deseo de verdad, y trata de elaborar una· gran síntesis con los materiales recogidos de unos y otros. Hay que subrayar, ante todo, que el P. Casimiro se pro– fesa escolástico y se atiene escrupulosamente al método, a la terminología y, a la temática escolástica. No sólo escolástico, sino aristotélico. No escatima sus alabanzas a Aristóteles, cuya autoridad tanto había menguado desde hacía dos siglos. Los cartesianos, atomistas y científi_c9s ridiculizan injustamente sus obras, sus definiciones, su terminología, como ininteligibles o vacías de sentido. La definición aristotélica de materia y forma, de continuo, de movimiento, de tiempo, de luz, de alma, etc., tienen perfecto sentido y son insustituíbles, a pesar de las ironías de sus adversarios 41 • Rara vez tiene conciencia, a través de su Cursus, de separarse del auténtico pensamiento aristoté- 41 Véase, por ejemplo,·cómo .se expresa. acerca de la definición de movimien• to: « ... quae vocabula mire torserunt animos eorum qui potius verborum sensum perscrutantur quam veritatem rei » « Phys., p.l, d.4, a.l, q.l : II, 217). Cf. R. DESCARTES, Regulae ad directionem ingenii, reg.12 : ed. Adam - Tannery X, 426 : « At vero nonne videntur illi [litteratil verba magica proferre, quae vim habeant occultam et supra captum humani ingenii, qui dicunt motum, rem uni• cuique notissimam, esse actum entis in potentia, prout est in potentia? quis enim intelligit haec verba?». Y P. GASSENDI, Syntagma philosophicum, Phys., s.I, LV, c.I : op.om . 1, Lugduni 1658, 338b, dice de la definición aristotélica « quo pro– feeto ·dici potest nihil ohscurius )l. y define el movimiento como el tránsito de un cuerpo de un lugar a otro. Tampoco· 1e gusta a Gassendi la definición aristo– télica de tiempo (cf. ibid. 1.Il, e.VII : II, 223-224).
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