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2l De ese ,modo se salvan juntamente la singularidad de las cosas y la objetividad del conocimiento~ En esa misma línea de logizl;lción de la metafísica está con– cebida la doctrina sobre las categorías. Se trata de clasifica– ciones puramente' mentales. Y es que en los predicamentos no se ponen, las cosas, sino los -términos; de otro modo no se predicarían unívocamente, puesto que las cosas no son univo– casª1. De ahí se sigue, en primer lugar, que- los accidentes no, se distinguen realmente de la substanciaª 2 • En esta cuestión se entrecruza el dogma de la transubstanciación, tal· como se interpreta comúnmente por los escolásticos : en la Eucaristía desaparece la substancia del pan y permanecen los accidentes, luego los accidentes se distinguen realmente de la substancia. Pero debe tenerse presente que los Santos Padres y concilios sólo hablan de «especies» de pan y vino, no de accidentes. Esas especies serian, según la concepción cartesiana, acciones del Cuerpo de Cristo sobre nuestro.s sentidos, como acción es ' toda especie cognoscitivaªª. Se sigue, en segundo lugar, que las categorías no son ex– clusivas de la materia, incluso la cantidad, que se. aplica tam– bién a los ángeles, lo mismo qu~ el número predicamental. En efecto, la categoría de cantidad es un término lógico que responde a la pregunta «¿cuánto es?», y esta pregunta puede hacerse lo mismo de los seres espirituales que de los materiales 34 • El P. Casimiro abre la Metafísica real con la consideración del alma racional como Kespíritu». El alma racional es espíri– tu, en oposición al alma vegetativa y sensitiva, que son sim– plemente materia ( aunque se hable equívocamente de «espíri– tus» vitales y animales). Propio del espíritu es el conocimien– to. Sin embargo, el conocimienio mismo, el acto de conocer, no es, la esencia del alma, como pretendió Descartes, De ahí que el espíritu no piense necesariamente en todo moment0 35 • Consecuentemente con los principios de la Metafísi~a in– tencional, ni los actos ni las potencias del alma se distinguen realmente de ella 36 • La unión de alma y cuerpo es substancial, no como la existente entre el piloto y la nave o entre el de– monio y el cuerpo del poseso: el alma es forma substancial del cuerpo. Sin embargo, en Física se estableció que la «for- 81 Ibid. p.3, d,l, a,l, q,3 : V, 214. ,_ 32 Ibid. d.2, a.l; 2, : V, 242-292. 33 lbid. a.2, 'q,2 : V, 263-286. 34 Ibid. d.3, a.I, q,2, : V, 295-296, 35 Metaph. realis, p. 1, d.l, a.l. : VI, 3-17. 8 6 lbid. · d.2, a.l, q.l, 2 : VI, 33-41.
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