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15 vez más tolerante; modera su acometividad contra atomistas y cartesianos; asimila teorías físicas modernas; aviva su cu– riosidad científica; aprovecha su estancia en París para conocer los nuevos instrumentos científicos y realiza por sí mismo al- • 3 gunos experimentos . Una orientación más amplia se observa en varias Ordenes, sobre todo en las de reciente fundación, no ligadas a una tra– dición de siglos. Vatie:r y Mesland, entre los jesuítas; Mabillon, Desgabets, Le GaHois, Lamy, entre los benedictinos; Male– branche, entre los oratorianos; Mersenne, Maignan, entre los mínimos, son ejemplos de la indudable penetración del carte– sianismo entre las Ordenes religiosas''. Varios extremos de la metafísica cartesiana, como el conocimiento de Dios por las ideas, la separación neta entre pensamiento y extensión, la ne– gación del· alma a los animales, encuentran favorable acogida entre los escolásticos. Muchos llegan a ver en el cdllust:ris Vin un verdadero apologeta de la religión y en su filosofía una firme barrera contra el escepticismo y la incredulidad. Baste citar, en este sentido, a Malebranche, Fénelon, Bossuet, Nicole, etc. Ni faltan los conciliadores, que se proponen recoger las aportaciones más importantes de las diversas tendencias y dar– les unidad dentro de la síntesis escolástica. Intentos siempre acometidos en períodos de crisis. Intentos necesarios, pero di– fícilmente logrables. Los escolásticos medievales llevaron a cabo la gigantesca tarea de vaciar en los moldes de la :filosofía griega los dogmas cristianos. En el siglo 17 se sentía necesidad de una nueva síntesis de la escolástica con la ciencia físico-matemática. No se logró; tal vez, ni era posible históricamente. Pero no faltaron tentativas más o m:enos felices, interes;;¡.ntes para la historia de la filosofía. Du Hamel, Tolomei, Maignan, Digby, son citados común- 3 Cf. A. BELLANGER, De Antonii Goudin Philosophfo iuxta inconcussa tutissi– maque D. Thomae dogmata thesim facultati litterarum Pictaviensi proponebat A. Bellanger iam bis licentÍ!atus, Montligeon (Orne) J905, 7-10. 4 Sobre la filosofía entre los benedictinos del siglo 16 y/ 17, cf. B. JANSEN, S.J., Qu,eUenbeitriige zur Philosophie im Benediktinerorden des 16/17. Jahrhun– derts, en Zeitschrift für ka1holische Theologie 60(1936) 55-98. Entre los jesuítas del siglo 17 y 18, cf. fo., Die Pflege der Philosophie im Jesuitenorden wiihrend des 17/18. Jahrhunderts, en Phil.Jahrb. 51(193,8) 172-215. 344-366. 435-456. Entre los capuchinos se nota ya en este tiempo una marcada orientación hacia san Buenaventura; cf. AGUSTIN PE ConNmno, O.F.M.Cap., Capuchinos precursores del P. Bartolomé Barberis en el estudio de san Buenaventura, en Collectanea fran– ciscana I (1931) 18,4-214. 360-374. Acerca del influjo del cartesianismo entre los benedictinos, cf. P. LEMAIRE:, Le canésianisme chez les Bénédictins: Dom Robert Desgabets, son systeme, son influence et son école, Par is 1902; entre los jesuítas, cf. G. SoRTA!S, Le cartésian¡:sme chez les jésuites franr:;ais au XVIIe et au XVII[e siecle, Paris 1929 (Archives de Philosophie VI, cahier 3).
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