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4 ESTUDIOS BÍBLICos.-T. de Orbiso, O. F. M. Cap. entregaron (como brutos= a1tr¡A 1 r¡xó,Ei:;) a la lascivia, derramándose ávi– damente con todo género de impureza». Era, pues, necesario poner coto a tanto desenfreno, y condenar la doctrina que lo producía y lo auto– rizaba. El Concilio Tridentino tuvo esta misión. Por lo que hace a nues– tro tema de la esperanza, sin tratar de ella expresamente, la recuerda con frecuencia en el Decreto y Cánones «de justificatione», en la se– sión VI (4), así como en la sesión XIV al tratar «de contritione». El Concilio pone la esperanza entre las disposiciones que deben preceder a la justificación en los adultos: esas disposiciones son seis, y se describen en el cap. 6 del Decreto «de justificatione»: a) la fe, que se llama «principio de la humana salud, fundamento y raíz de toda jus– tificación (cfr. cap. 8); b) el saludable temor de la divina justicia; c) la esperanza; d) el amor de Dios inicial, «Deum diligere incipiunt»; e) cier– to odio y detestación del pecado, que es la penitencia prebautismal; y, finalmente, f) el propósito de recibir el bautismo, de comenzar una vida nueva y de guardar los divinos mandamientos. La esperanza es al prin– cipio general, y se basa en la fe en las divinas promesas: «credentes vera esse quae a Deo revelata et promissa sunt»; luego es más determi– nada, y tiene por objeto la justificación; es la esperanza del perdón, que nace de la consideración de la divina misericordia: «ad considerandam Dei misericordiam se convertendo, in spem eriguntur, fidentes Deum sibi propter,Christum propitium fore ... ». Estas disposiciones, por lo mismo que son tales, obran la justificación sólo dispositive, non meritorie aut exigitive. Por eso, cuando dice San Pablo que el hombre es justificado por la fe (Rom. 3, 28), no niega lo que ha dicho poco antes de la gra– tuidad de la justificación, «iustificati gratis... » (Rom. 3, 24); pues ni la fe, ni las otras obras que preceden a la justificación, son meritorias de la misma (cap. 8). Menciona de nuevo el Decreto la esperanza en el cap. 7 1 al descri– bir la justificación y enumerar sus causas (eficiente, final, meritoria, instrumental y formal). Un efecto de la justificación es constituir al hombre heredero de la vida eterna según la esperanza (Tit. 3, 7); porque en la justificación recibe el hombre la gracia, los dones del Espíri– tu Santo, y todas las virtudes infusas, entre las cuales cita en particular las tres teologales, fe, esperanza y caridad: «porque, añade, la fe sola, nisi ad eam spes accedat et caritas, neque unit perfecte cum Christo, (4) El Decreto de justificatione consta de 16 ,capítulos, y 1 los Cánones son 33. La sesión sieX"ta, en que s,e .aprobaron por .e] Conciilio, ,s,e oelebró el 13 <lte enero de 1547, 11einando Pablo III.

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