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LOS MOTIVOS DE LA ESPERANZA CRISTIANA, SEGÚN S. PABLO 3 I la hecha a Abraham y demás Patriarcas de la bendición mesiánica, o salud universal aportada por el Mesías. Esta era la esperanza nacional de Jsr¡wl. Apoyadas en esa promesa divina y sostenidas por esa espe– ranza, las doce tribus de Israel sirven a Dios noche y día; es decir, esa esperanza es la razón de ser del pueblo de Israel, y de toda su religión y culto. « Pues de esa esperanza, que yo, como todos los judíos, tengo, y que predico realizada por Jesús de Nazaret, soy acusado, oh rey!» Eso mismo pudo echar en cara a los judíos de Roma:: «Propter spem Israel catena hac circurndatus sum» (112). Ahora bien; la esperanza de las promesas supone la fe en la fideli– dad del que promete. De esa fidelidad está San Pablo tan plenarn'ente persuadido, que la esperanza guía su vida, .y para conseguirla se es– fuerza en ser irreprensible ante Dios y los hombres (113). Predica de Dios repetidas veces el atributo 1nato'c; = fiel (Ir 4), y hablando de la esperanza, lo llama el Dios vivo = C,wv ( 1 r 5), porque puede cumplir sus óromesas, todas las cuales se refieren y se compendian en la vida eter– na (r r6), y siendo el Dios vivo, y la vida por esencia, es también el dador de la vida. Pues si entre los hombres la fidelidad es cosa tan sagrada, que se estima absolutamente necesaria para la convivencia social, y aún los paganos tuvieron de eila un elevado concepto, como aparece por lo que de ella dice CICERÓN en su libro De Of/iczis (r, 7): «Fundarnentum justitiaefides, id est, dictorum conventorumque constantia et veritas»: ¿qué motivo tan poderoso de confianza no hallará el cristiano en la fidelidad de Dios, que ha empeñado su palabra haciéndonos magnífi- • •cas promesas, y pensando que Dios ni miente, ni puede mentir, y que es poderoso para cumplir todo lo que promete?» II.-Monvos SECUNDARIOS 1.º-Nuestras buenas abras, de las que Dios tie·ne cuenta bondado– samente para premiarlas. «Dios, se dice en Hebr. 6, 10 ss., no es injus– to para que se olvide de vuestro trabajo, y del amor que habéis mos- (II2) Ad. 28, 20. (II3) Act. 24, 14-16. (u4) r Cor. r, 9; 1 Thes. 5, 24; Hehr. ro, 2'3; u, 11.. (u5) I Tim. 4, IO; 6, I7 t1.:1nxévat... ht tcp ~sijí (tejí 1:wvtt) 5•egún fa 1ección: de va– rio1s ,codd., ,la v,er'sión ,syr. y lat.: lMción ,c¡tlle, ,s·e ,re,comienda' por el ,contexto.: e,s,pe– rar en Dios vivo para logmr la verdadera vida, Qomo dice ,en e1l v. 19. (u6) Tít. r, 2; 3, 7.

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