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LOS MOTIVOS DE LA ESPERANZA CRISTIANA, SEGÚN S. PABLO 3 dor, y para el Protestante lo será siempre, no puede ser grato a los ojos de Dios. La esperanza, pues, que predica el Protestantismo es completamen– te ilusoria; y no obstante exige que sea tan cierta que no admita la más mínima duda, tan segura que excluya el más leve temor. Debemos creer con certeza de fe que Dios nos ha perdonado los pecados. Este es el único artículo de fe importante que debemos creer para que Dios en efecto nos perdone y salve. La fides-fiducia, que es la fe Justificante es el todo. Así queda excluído el temor saludable, las buenas obras, la contrición de los pecados, el sacramento de la penitencia; cosas todas inútiles y aun nocivas. Lutero y los Protestantes no pueden en rigor hablar de esperanza, pues condenan el amor interesado o de concupiscencia, que es propio de la virtud sobrenatural de la esperanza cristiana: «Dios coDSiderado como sumo Bien y felicidad nuestra»; y dicen que para que una obra cualquiera sea buena, debe ser hecha por puro amor de Dios; pues el obrar por la esperanza de la recompensa, es pecado. Niega asimismo Lutero el mérito de las buenas obras: el único que mereció es Jesucristo; y la única obra buena que podemos hacer es confiar en el mérito de Cristo, sin cuidarnos de las buenas obras, que por otra parte no pueden hacerse, pues la naturaleza humana está sustancialmente viciada y co– rrompida. El Protestantismo, pues, queriendo lanzar de sí el horrible espectro de la desesperación, que de su doctrina necesariamente emerge, se arroja ciegamente en Dios, a quien creyendo honrar con el completo abandono de sí mismo en El, le injuria privándole de sus atributos de justicia, veracidad y santidad. Y así, por evitar el escollo de la desespera– ción, cae en el de la presunción. B.-El Concilio Tridentino Esa doctrina luterana era la más apropiada para el retorno al paga– nismo en la plena disolución de costumbres: también los secuaces de Lutero serían como los gentiles que pinta San Pablo en Efesios 4, 17-19, hombres «qui desperantes (3), semetipsos tradiderunt impudicitiae in operationem immunditiae omnis... » «en su desesperación (rh:r¡),11:txotc½), se (3) SFgún la ,Jieredón variante die los códices D. E. 257, y de las vers. lat. y syr.. pal., ,:.sí como de S. Ireneo, arrr,htxó,2~ == desperantes: contra la otra común– mente admitida arrr¡1 1 r,xó,s~ == embrutecidos. (Nac. Col.).

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