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28 ESTUDIOS PÍBLicos.-T. de Orbiso, O. F. M. Cap. a su Cabeza. La esperanza de los miembros es de estar dónde y como está su Cabeza, en el cielo, glorificados. Y en la Epístola a los Efesios pide el Apóstol a Dios para sus fieles el espíritu de sabiduría (rcvfop.a ooq¡!w;), y los ojos del corazón ilurriina– dos (r:270Yrto¡1évous ,o~s ocp6a),¡i.o~s ,1¡s xapaias), para conocer la exce– lencia de la e.5peranza a que han sido llamados, y las riquezas inmensas de la herencia que les está reservada (rn2) .. y para persuadirlos de la magnificencia y certeza de esa esperanza y de esas promesas, les hace ver lo que Dios con su poder ha hecho por la gloria y exaltación de Cristo: lo ha resucitado de entre los muertos, lo ha colocado a su dere– cha en .el cielo sobre todas las jerarquías angélicas, y lo ha constituido Cabeza para la Iglesia por encima de todo ( 103), es decir, lo ha puesto por cabeza de todas las cosas en la Iglesia, que es su cuerpo y pleni– tud... La gloria y exaltación de Cristo, como Cabeza de la Iglesia, es a la vez argumento y prenda de la gloria de los fieles, que son sus miem– bros, y a los que como tales comunica sus glorias y honores (104). A este motivo de esperanza, se añade otro, que por afectar más ·per– sonalmente a los fieles, y ser fruto de su experiencia, es más apto para producir una firme esperanza. Consiste en considerar lo que Dios ha hecho ya por ellos, y tenerlo como prenda de lo que hará hasta com– pletar su obra· de salvación y glorificación total: nos libró de la muerte y nos "dió la vida, depuso su ira y nos hizo hijos de su amor, de gracia nos ha salvado (105), haciéndonos participantes de. la vida de Cristo no sólo por la gracia, convivzficavit nos in Christo (= ouvE~wor:o[,¡osv ,ip zptcr,qi (2, 5), sino también de su vida gloriosa, pues completando su obra de amor, nos resucitó y nos f[lorificó juntamente con El (= conre– suscitavit et consedere fecit in coelestibus in Christo Jesu, cruvf¡¡ctpEv xat cruvsxáOtcrsv... civ X. 'I,¡crou) (2, 6). Lo que se ha realizado en Cristo. nos pertenece, por la unión estrecha que Dios ha establecido entre El y nosotros, al constituirlo Cabeza de toda la Iglesia. En Cristo resucitado y glorificado, hemos sido también nosotros resucitados e inscritos ya en el registro del cielo. «En el plan divino de la salud, dice KNABEN- (rn2) Ephes. 1; 17 s. (rn3) Cfr. el texto griego Ephes. I, 22: xd atrcov ~Bo,xsv xsrpaA~v [ndp ndvi:a ,~ ZxxA.Y¡~lq. (104) Cfr. toC:a la perícopa Epbies. I, 15-23: 1o que ha hecho Dios por Cristo es motivo de nuestra ,esperanza.. (105) Do,s veces se repite que hemos sido salvado:s de gracia, o por la gr:ada: zdpt,l (,1,í) s:m 02CHpcrµ.svot (Ephes. 2, 5. 8).

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