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LOS MOTIVOS DE LA ESPERANZA CRISTIANA, SEGÚN S, PABLO 19,, puede entonar aquel himno de triunfo anticipado con que Pablo termi7 na esta sección, expresando la firme confianza (mf1tEtcrp.o:t, v. 38) de, que d~spués de tantas pruebas del amor de Dios y de Cristo no podrá frustarse el fin a cuya consecu~ión van todas ellas encaminadas: a que,'. esa unión realizada en el tierppo por la gracia, sea perenne en la eter,. nidad de la gloria. «Quis nos separabit a caritate Christi?;>, Todas las tribulaciones y adversidades que como a miembros de Cristo nos espe-, ran, no serán bastante a relajar· en lo más mínimo esa unión; antes, abrigo la firme confianza de que ni esas, ni ninguua otra criatura podrá, separarnos de la caridad de Dios que está en Cristo Jesús», es decir, del amor que el Padre nos tiene en consideración a Jesu Cristo que tanto nos ha amado (65). A través de este himno se ve el alma grande. del Apóstol, que si se siente seguro en el amor que Jesús le tiene, confía serle fiel e1:,1 el que él por su parte le debe, y de todo corazón le pro, mete. «La confianza, la acción de gracias, la· caridad, dice LAGRANGE eq, este lugar, brotan del fondo del alma de Pablo, y se difunden como ar– diente lava para inflamar a todos los que han sido objeto del amor d!;l..· Dios tan apasionado». Pero el amor de Dios, manifestado en la Redención de Cristo excita aún más nuestra esperanza por su carácter no sólo gratuito, sino heroi,. co, sin mérito alguno por parte nuestra, antes con muchos deméritos; por habernos amado cuando éramos sus enemigos. La sección Rom. 5,. 6- I 1 es muy instructiva a este propósito. Dios y Jesu Cristo han hecho , lo que no hacen los hombres: entre los cuales si alguno se ofrece a mo,– rir por otro, ha de ser éste una persona buena, cuya salvación sea útil,; a la sociedad, o ha de ser su amigo. Mas Cristo ha muerto por nosotros, cuando éramos débiles (v. 6), más aún, cuando éramos impíos y peca-;– dores (v. 6, 8. rn): y Dios nos prueba su amor en que siendo aún peca– dores, Cristo murió por nosotros. El amor de Dios y de Cristo es. bas, tante rico, para no preocuparse de las cualidades de aquellos en cuyo, favor se ejercita. De esta premisa del amor divino gratuito y heroico. arguye el Apóstol la certeza de nuestra salvación, y por tanto la firmeza de nuestra esperanza. Si eso ha hecho Dios, dice, cuando éramos pecado,.,. (65) El Ca:11d. TOLEDO, a,! adv,ertk que ,los ,genitivos (Chri,sti" (y. 35) y "Dei" (v. 39) son su,bjetivos, (= la cairidad que ,esitá en Dios, C!ll Cristo; el amor con que Dios, Cri,sto nos aman), obs,ervia muy a,oertadamen~e que ,esta frase es s.emejante . a :lo que dice Jesucdsto de sus ovej ais, "quae non peribunt in aeternum, et non, ra,pfot 1ea!s qui!Sqoom de manu mea. Pater meus quod d,edit mihi, majus omnibus .., es,t; et nemo potes,t rapere de manu Patris mei" G oh. ro, 28). OEr. F. ToLETE, S. J: . 1~ E1J. ad Rom. Comm. (Lugdunj, 1603); ad Rom. 8, 28-35.,

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