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ESTUDIOS BÍBLicos.-T. de Orbiso, O. F. M. Cap. ·nuestra esperanza, pues «quomodo non etiam cum Íllo (Filio) omnia nobis donavit?». El que nos dió a su propio Hijo como nuestro Reden– tor y Salvador, nos dará también cuanto sea necesario para que ese fin no se frustre, y nuestra salvación sea efectiva. Y si Dios está empeñado en salvarnos, ¿a quién temeremos? «Esta considera9ión, dicen SANDAY– HEADLAM, debe producir en nosotros el aliento y consuelo más fuerte; pues Dios con el don trascendente de su Hijo inmolado por nosotros, nos da una prueba segura de que quiere proveer a todo lo necesario para nuestra salvación» (48). B) Otra prueba del amor divino, y motivo dulce de esperanza la 'tenemos en la efusión del Espíritu Santo. «La caridad de Dios ha sido derramada en nue,;tros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado» (49). Ahora bien, el don del Espíritu nos ha sido hecho como prenda segura de la herencia que Dios nos ha preparado en el cielo (50) 1 y por tanto el Espíritu Santo que Dios nos ha dado, es un motivo firme de esperanza. El, que es el Amor sustancial del Padre y del Hijo, ha de– rramado en nosotros el amor de Dios, así el que Dios nos tiene a nos– otros, como el que nosotros tenemos a Dios; y ambos son motivo de esperanza. En el bautismo, al recibir el don de la justificación, hemos sido ungidos con el Espíritu Santo, y se nos ha impreso su sello, que nos marca como hijos de Dios, y es prenda de la vida eterna. El ;Card. F. TOLEDO, comentando Rom. 5, 5 dice: «Hic causa redditur certi– tudznis spei: haec autem est amor et caritas Dei abundantissime com– municata et demonstrata nobis, non verbis tantum sed opere, non quo– vis, sed dato ipso bonorum operum et omnium donorum fonte ac prin- 'Ópio, Spiritu Sancto, qua caritate diligimur a Deo» (5 1). El Espíritu Santo además colabora eficazmente con nosotros en la obra de nuestra salvaciónr pues viniendo en ayuda de nuestra debili– dad nos enseña a orar, y ruega El mismo por nosotros con gemidos inefables: El no puede menos de ser escuchado, pues es Dios, y «pos-, tulat secundum Deum, id est, secundum Dei beneplacitum». Y Dios, escrutador de todo lo má\s secreto, conoce y entiende los gemidos de (48) ·"A ,c,ritka1 aJ!l!d te}Gegetiral ,commellltaJry on the E,p. 1Jo the Romms": Eidin– burgh 5 1908. (49) Rom. 5, s. (50) Eph. r, 13 ,s,.•.. Signati ,esús Spiritu prom11sis1on1•s ,sancto, qui elst pi,gnus haeneditaüs nostrae". Cfr. Tit. 3, 4-7; 2 Cor. r, 21 -s.; s, r-,s. (51) In Epirstolam ad Romamos Commenta,rius", Lug,duni, 1603.
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