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normas vigentes sobre preferencia de colocación de los padres de familia numerosa, será sancionado con la privación a los trabajadores culpables del Plus Familiar, durante dos trimestres y con multa de 500 a 5.000 pe– setas al jefe de la empresa. En caso de reincidencia ..." (66). Pero los tra– bajadores siempre encuentran nuevas formas, algunas de ellas antihuma– nas, para alejar de los centros de trabajo a candidatos de familia nume– rosa. Podemos elencar alguna: la huelga encubierta y la oposición vio– lenta al empresario, trabajal}do menos, rompiendo herramientas, elabo– rando mal los productos. Peor es todavía el "bloqueo sicológico" al que someten al trabajador, negándole la conversación,. aislándole del contacto con los otros trabaja– dores; tcdo para obligarle a que deje la ocupación. Con frecuencia, sobre todo tratándose de empresas en las que predo mina el elemento no cualificado, se llegan a medidas tan crueles como, por ejemplo, la "operación ladrillo", que se ha repetido en la construc– ción. Obreros con cargas de familia que obtuvieron trabajo contra la vo– luntad de sus compañeros se vieron precisa_gos a abandonar la ocupación, porque continuamente caían ladrillos junto a ellos. Es pues, muy ingenuo creer, como hace MARAVALL (617·), que todos estos males, "por el abnegado compañerismo y solidaridad, aparte de que por las propias virtudes morales de las clases trabajadoras, nunca se han pro– ducido. Acaso suceda más bien todo lo contrario, ya que en circunstancias anormales: despido, falta de empleo, siempre encuentra el trabajador ca– sado un trato de privilegio, por ser el último que abandona la empresa y el primero en colocarse". La realidad española es muy otra, y el obrero con familia debe andar mendigando el trabajo, que, si lo consigue, no corresporde con frecuencia a su categoría profesional. En ocasiones, los candidatos tienen que ocultar su condición de jefes de familia para obtener trabajo, firmando el contrato como si fuesen sol– teros. Lo que causa graves contratiempos cuando hay que aplicar el Se– guro de Enfermedad al hogar del trabajador que falsificó su estado. Norm&Jmente son los trabajadores especializados, quienes ya disfrutan de un jornal regular, los que más se oponen al ingreso de obreros con fa– milia, valiéndose de su condición de especialistas para presionar al em– presario. La estructura del salario familiar es, pues, gravemente injusta con los padres de familia. 2) Si las empresas son pequeñas y con una plantilla de trabajadores reducida, pueden ser los patronos los culpables de que no sean admiti– dos los tcabajadores con familia numerosa. En efecto, contratan a algu– nos amigos o conocidos que lucran el fondo del Plus y los demás traba– jadores los seleccionan entre los solteros (68). (GG) Bel. Of. del Estado 31 de enero de 1956. (67) HtC'rou MARAVALL CASESNOVES, o. c... pág. 27H. (H8) DIONISIO BJKKAL. Sa/Jsirtios Fam'iliarcs e,- el mando. Madrid, l9H0, pág. 12H. 43

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