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46 (336) P. Luis Barriés histórico en que vivimos de verdadera ,explosión demográfica aumen– ta las inquietudes de los estudiosos. Las estadísticas son del dominio común y no vamos a detenernos en ellas. Sin embargo, la misma ne– cesidad de plantear claramente el problema exige una exposición de aquéllas que mejor reflejan la situación. Dudley Stamp; aplicando el método del cálculo de números maximales y minimales ha llegado a las siguientes conclusiones respecto a la ,evolución de la población mundial 5 • Al comienzo de la historia de la humanidad, hacia el año 7000 antes de Jesucristo, la población mundial oscilaba entre 5 millo– nes como mínimo y 20 como máximo, aproximándose probablement,e a los 10. Manteniendo esta última cifra como más probable, fueron necesarios dos mil quinientos años para que el número de habitan– tes de la ti,erra se doblase y pasase de 10 a 20 millones. El dobla– miento siguiente de 20 a 40 millones duró unos dos mil años. El ter– cer doblamiento, es decir, de 40 a 80 millones, mil quinientos años. Y el cuarto, que nos trae a las proximidad,es del nacimiento de Cris– to, duró unos mil años. Fritz Baade continúa haciendo cálculos, y opina que el quinto doblamiento de la población se logró hacia el año 900 d. C., año en que la población mundial alcanzaba más o menos la cifra de 320 millones de hombres. El doblamiento siguiente reque– riría unos ochocientos años, acercándonos de esta forma al año 1700, época en que la población mundial se calcula en unos 600 millones. A partir de esta fecha la población dobla en períodos muy cortos. En ciento cincuenta años, desde 1700 a 1850, pasa de 600 millones a 1.200 millones. En la siguiente fase se duplica en cien años, d,e tal ma– nera que en 1950 la población mundial superaba la cifra de 2.500 mi– llones. Finalmente, al ritmo en que va creciendo la humanidad actual– mente, 1,6 por 100, se multiplica por dos en un período de unos cua– renta y cinco años. Más todavía, suponiendo que la población mun– dial mantenga el ritmo actual de crecimiento, a finales del siglo el ritmo de crecimiento será de 2,5 por 100, doblándose en unos veinti– ocho años. Estas cifras llenan de pánico a muchos científicos, que no ven solución para alimentar a una humanidad tan numerosa. Los recur– sos de petróleo y de carbón parece que comienzan a escasear y la tierra reduce su fertilidad, debido a una excesiva explotación del su,e- s L. DUDLEY STAMP: Our Underdeveloped World. Londres, 1952; pág. 24.

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