BCCCAP00000000000000000001025

44(334) P. Luis 8arrié8 considerada entonces como un endurecimiento de la postura católica frente a la :flexibilidad de las otras iglesias. Esta encíclica tiene, por tanto, un valor histórico muy particular. El Papa enfoca todo el problema d,esde el ángulo de la moral. La problemática de la población permanece en el área de un juicio ético. A la luz de los principios cristianos analiza los diferentes atentados contra la prole: prácticas anticoncepcioni"sts y prácticas abortivas. Con esta encíclica quedaron excluídos algunos de los posibles deba– tes en torno a ciertas formas de control de natalidad. En el pontificado de· Pío XII vuelven a surgir los problemas de la natalidad. El Papa mantiene, por una parte, la rigidez de Pío XI en todo lo que se refiere a actos intrínsecamente malos, pero admite so– luciones parciales para casos especiales. Los adelantos de la ciencia habían permitido distinguir los períodos fecundos de la mujer. Esto podría constituir un puerto de refugio para tantos matrimonios que se encontraban en gravísi:mas dificultades. La licitud moral del uso de los días agenésicos "habrá que afirmarla o negarla según que la intención de observar constantemente aquellos tiempos estuviera ba– sada o no sobre motivos morales suficientes y seguros" :2. En algunos otros discursos volvió sobre el.mi -smo tema, insistiendo en su proble- mática moral. · Bajo el mismo ángulo considera otras cuestiones relacionadas con la familia, como, por ejemplo, las migraciones. En el discurso del 1 de junio de 1941 pergeñaba ya su pensamiento que desarrollaría ampliamente en el transclll'SO de su pontificado. "Nuestro planeta no escasea en regiones y espacios vítales, abandonados al capricho vegetativo de la naturaleza y aptos al cultivo del hombre, a sus ne– cesidades y a sus obligaciones civiles." Por lo cual se ha de permitir a las familias que puedan encontrar lo que necesitan para llevar una vida digna, en cualquier otra lugar del globo terrestre 3 • Todos estos son aspectos particulares del problema de la pobla– ción. El Papa los fue exponiendo a medida que se suscitaban. La encíclica Mater et Magistra marca un nuevo hito. Juan XXIII apenas alude a los aspectos moral-es. Estudia el problema demográ– fico en toda su complejidad económico-política y social. Establece pri– meramente los principios generales para una justa solución y anali 2 "AAS", 33 (1941); págs. 848 y sigs. a "AAS", 33 (1941); pág. 203.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz