BCCCAP00000000000000000001025

58 (348) P. Luis Sarriés Las consecuencias de la campaña internacional para bloquear la natalidad han sido trágicas. En Japón es donde ha obtenido mayo– res resultados. En 1949, una ley l,egalizaba los abortos y concedía asistencias sanitarias para limitar la natalidad. El número de abor– tos pasó de 246.000 en 1949 a un máximo de 1.170.000 en 1955. Du– rante los años posteriores el término medio ha sido de 1.100.000. En la India se inició en 1950 una campaña, nombrando un comité de población y establ,eciendo un plan quinquenal en el que el Gobierno ha participado activamente. La asistencia del Estado para realizar el plan ha ido creciendo en cada quinquenío. En el primero se otor– garon 1,3 millones de dólares; en el segundo, 10 millones, y en el tercero, 50. En Pakistán, el Gobierno adoptó en 1959 una rigurosa política en favor de la restricción de la natalidad. En otros países se ha obrado con más cautela, sobre todo en Filipinas, dond,e el factor religioso juega un papel muy importante. Pero como se puede cole– gir por algunas manifestaciones oficiales y de círculos universita– rios, parece que la opinión contraria se va abriendo paso. Es muy probable que el problema demográfico entre de lleno dentro de una política determinada. El Gobierno de China se había manifestado hasta ahora desfa– vorable al "family planning", pero debido al crecimi-ento extraordi– nario de la población -en China nacen todos los años de 12 a 15 millones de personas- y a las graves dificultades económicas por las que va pasando, ha habido un cambio y el partido ha aceptado el con– trol como compatible con los principios del comunismo. En Tailandia la opinión está dividida entre los mi-embros del ga– binete, pero el Gobierno deja libertad de acción a las asociaciones privadas que trabajan por la extensión del control. En Ceilán crece constantemente el número de clínicas destinadas al control de natalidad. Se obtienen facilidades gubernamentales y asistencia personal en la actividad. En Indonesia la posición en algunos círculos del Gobierno ha sido muy fuert-e. La postura oficial se ha manifestado contraria. Hablando en términos generales podemos afirmar que la postura internacional es claramente favorable al control de natalidad, aun– que existan diferencias sobre el modo. Y esto, mi-entras no se adopte un sistema de ayuda internacional que pueda contrarrestar el im– pacto de la población en la prosperidad económica. Nehru afirmaba que el "birth control" sin incremento económico es ilógico e inac,ep-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz