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Presión demográfica y bienestar 80cial 55 (345) jadores, incluyendo muy frecuentemente a los niños y a las mujeres. Europa encontró también una soluci6n de emergencia en las ,emigra– ciones, principalmente hacia América del Norte: 53 millones de ep– ropeos emigraron en dos siglos. En la actualidad se requi,eren ·ingentes capitales para que la in– dustria pueda absorber el excedente de mano de obra. En la Repú– blica Federal se necesita, para crear un puesto de trabajo en la in– dustria de la confección, una inversión de 1.000 a 2.000 marcos y unos. 40.000 en la industria extractiva. En Estados Unidos anuncia– ba el Presidente hace muy pocos años, que por cada puesto nuevo de trabajo tenían que· invertirse unos 10.000 dólares 2-0. En España se calcula una cifra media de 100.000 pesetas por cada puesto de trabajo. Las inversiones no serán tan elevadas en los países subdesarro– llados, pero guardadas las diferencias, estos cálculos reflejan cla– ramente los costes altos que se necesitan para crear nuevos puestos de trabajo, principalmente en la industria, que depende generalmente de importaciones de países más adelantados. Si la población se es– tancara, el problema quedaría fácilmente subsanado con inversiones progresivas que salieran al paso de las necesidades más urgentes y favoreciesen un progreso continuo. Lo mismo podríamos afirmar en la hipótesis de un crecimiento más lento: Pero en la actualidad no se trata tanto de favorecer un progreso social, cuanto de dar ocupa– ción ·a la mano de obra, cada vez más numerosa -añádase la que queda liberada por la mecanización- que no encuentra trabajo. La mayor parte de los: países subresarrollados tiene un exceso de población agrícola con relación al área cultivada :u. Conforme el cam– po se va mecanizando, crece el paro encubierto. La ley de .los rendi– mientos dec:oocientes tiene plena aplicación. La población rural ten– derá a desplazarse en masa hacia los centros urbanos. El éxodo del campo agravará de nuevo la situación social de las zonas industriales. La acción conjunta de todos estos factores parece que lleva inexo– rablemente a la formación de lo que Ragnar Narkse llamaba "vicious circle of poverty", o cerco de hierro de la pobreza, que las naciones subdesarrolladas no pueden romper por sí mismas. El Papa expone así el problema en la Mater et Magistra: "Y es el caso que, mientras 20 J. SCHASCHING:. Kirche wnd industrielle Gesellschaft. 'rnnsbruck, 1958; página 14. ,2:1 Population Growth wnd the B.twndard of Living i,n Under-Developed Oouoi- trwa. Naciones Unidas, Nueva Yor, 1954; pág. 9. '

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