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UN HOMBRE LIBRE: S. FRANCISCO DE ASIS 257 mente actual por dos órdenes de razones antitéticas a primera vista, pero en el fondo convergentes. Por una parte, la exigencia de liberación que el hombre experimenta con tanta agudeza en todos los sectores de la vida pública y privada y el clima profundamente pluralista en el que se ve sumergido, le invitan a salir de la época en que su formación consistía en asimilar un determinado número de opciones de carácter profano y religioso, establecidas para todo el mundo por el medio ambiente (familia, nación, clase, religión oficial), para entrar en otra época en la que, por el contrario, cada uno debe decidir personalmente del sentido que ha de dar a su propia vida. Por otra parte, nunca ha sido tan masiva la presión de las fuerzas políticas y económicas dominantes que, al ser dueñas de los grandes medios de comunicación de masas, pretenden imponer modelos de con– ducta e ideales de vida. Pem precisamente en la medida en que el hombre toma conciencia del poder y de la voluntad de nivelación inmanentes al sistema estalla la protesta, poniendo de manifiesto la exigencia de que el hombre sea él mismo, que sea él quien determine su propio destino y contribuya a determinar e,l destino del mundo» 14 • La libertad como liberación en la conversión de San Francisco No podemos dudar de que hasta el momento de alistarse en el ejército de Gualtiero de Brienne, Francisco buscara dar un sentido a su vida, bien en la figura del mercader o del burgués, bien en la del caballero. Pero es precisamente en este momento cuando se interfiere en su vida Dios, que le convoca a la verdadera libertad a través de un largo proceso de liberación. Entonces su opción será definitiva y exclamará: «Esto es lo que yo quería, esto es lo que yo buscaba, y esto con todo mi corazón deseo cumplir» 15 • Desarrollemos brevemente este proceso. a) Libeiraici!ón de los sueños d'e grandeza. Esta primera liberación nos la describen los Tres Compañeros así: «Cuando se disponía a poner en práctica el viaje a Apulia, al llegar a Espoleta le sobrevino una pequeña indisposición y, entregado al descanso, con la preocupación del viaje, oyó 14 G!RARDI, J., O. C., p. 66. 15 l Ce'.ano, n. 22.
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