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UN HOMBRE LIBRE: S. FRANCISCO DE ASIS 271 hombres de la Edad Media, es decir, no fue ni güelfo ni jibelino. Ante ambas se mostrará libre y reaccionará fuertemente frente a algunas nor– mas y estructuras concretas: a) no admitió, en la sociedad civil, la estructura desigual de los hombres, producida por la propiedad de tierras o la nobleza, como en el feudalismo, o por el poder del dinero, como en la nueva sociedad que entonces comenzaba a abrirse paso. Por eso en las tres órdenes fundadas por él se mantendrá la estructura fraternal que se basa únicamente en el servicio y en el amor mutuos; b) tampoco admitió, e,n la organización eclesiástica, ciertas estruc- turas o normas vigentes hasta entonces, por ejemplo: la clausura monástica; el sistema vertical en las relaciones de superior-súbditos; el trabajo dentro de los muros de la abadía; la no participación de los laicos en la pastoral; el acogerse a los «beneficios eclesiásticos»; - la administración de los sacramentos sólo por el «propius sacerdos»; - la obligación del ayuno aun en las casas de los seglares, etc. 58 • Conclusión Con los datos que tenemos en nuestro poder, creo, podemos concluir que efectivamente san Francisco fue un hombre libre frente a los con– dicionamientos sociales de la sociedad, tanto civil como eclesiástica, de su tiempo. Y no solamente eso. También se puede afirmar que esa vía sanfranciscana de la libertad puede ofrecerse al mundo actual, que clama por la libertad y se halla en un proceso constante de liberación. Esta vía «consiste en una especie de libertad soberana frente a todo, en el profundo respeto a todo hombre a quien se rehúsa clasificar en una cate– goría ideológica, en la creación de una comunidad de hermanos que permanecen libres -aun a riesgo de parecer no comprometidos- por 58 Más datos en W. Ch. Van DIJK, l. c., pp. 11-44.

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