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268 AURELIO LAITA los frailes no se apropien alguna cosa, y del pedir la limosna, y de los frailes enfermos». Dice así: «Nada se apropien los frailes, ni casa, ni lugar, ni alguna otra cosa. Y como peregrinos y advenedizos en este mundo, sirviendo al Señor en pobreza y humildad, vayan por limosna con confian– za. Ni deben avergonzarse, pues el Señor se hizo pobre por nosotros en este mundo. Esta es aquella eminencia de la altísima pobreza, que a vos– otros, carísimos hermanos míos, instituyó herederos y reyes del reino de los cielos, os hizo pobres de cosas temporales y os sublimó en virtudes. Esta sea vuestra herencia, la cual lleva a la tierra de los vivientes. A la cual, amadísimos hermanos, adhiriéndoos totalmente, por el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, ninguna otra cosa debajo del cielo queréis tener jamás». A este testimonio tenemos que añadir lo que dice Francisco en su Testamento: «Guárdense los frailes de que las iglesias y pobrecillas mora– das y todas las otras cosas que pará ellos se edifican, en ninguna manera las reciban si no fueren conformes a la santa pobreza, que prometimos en la Regla, siendo en ellas hospedados como advenedizos y peregrinos»; b) esa pobreza o desapropiación no sólo era de cosas o lugares 46 , sino también de oficios o cargos, como del saber, etc. Así lo expresa el propio san Francisco: «Y ningún ministro o predicador se apropie el mi– nisterio de los hermanos u oficio de predicación, mas en cualquiera hora que le fuere mandado, sin ninguna contradicción deje su oficio ... Guar– démonos también del saber de este mundo...» 47 ; c) esta libertad ante las riquezas tenía otra exigencia: el recha:zo de cualquierr género de dignidades o beneficios, como lo expresa la Regla no Bulada: «Todos los frailes, en cualquier lugar que con alguno estu– vieren para servir o trabajar, no sean mayordomos, ni secretarios, ni ten– gan en la casa alguna presidencia u oficio que engendre escándalo o detrimento a su alma; mas sean menores y súbditos o todos los que están en la misma casa» 48 • Ni siquiera las dignidades, como la de ser · obispos, debían aceptar 49 ; d) el recha:zo del dinero es terminante en numerosos textos, sobre todo en la Regla no Bulada: «Por tanto, ningún fraile, dondequiera que '1;6 1 Regla 7. 47 1 Regla, 17. ,1;s 1 Regla, 7. 49 2 Ce'.ano, n. 148; San Buenaventura, Leyenda 6, 5.

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