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SAN FRANCISCO DE ASIS, HOY 259 Por otra parte, el factor de continuidad de una espiritualidad se halla canalizado en personas, instituciones y movimientos que siguen al inicia– dor del mismo. Pues bien, por lo que· se refiere al movimiento franciscano, 750 años de historia nos demuestran la presencia ininterrumpida del her– mano menor o de la hermana contemplativa o de la hermana activa y caritativa o del seglar franciscano en la historia de la Iglesia y del mundo, dando testimonio de una peculiar f arma de vida. Y llegamos al momento presente. El Concilio Vaticano II ha dirigido la renovación en dos direcciones: un retorno al evangelio y a los orí– genes de cada instituto y una adecuación o adaptación a las exigencias y necesidades del momento presente. Esta proyección al mundo nos lleva a analizar la experiencia actual de la sociedad, con sus problemas y as– piraciones, sus gozos y esperanzas, y su posible solución desde la pers– pectiva franciscana, especialmente, desde la solución histórica dada por Francisco de Asís. 11 El mundo de hoy se debate entre lo que se ha llamado «caracteres positivos pro evangelio y caracteres negativos» de la sociedad moderna. Entre los primeros sobresale el universalismo, el sentido social, solidario y fraterno, el pluralismo, la visión positiva de los valores creados, la afirmación de la persona con su dignidad y sus derechos humanos, la con– testación, la táctica de la no violencia frente a la prepotencia y las armas, la necesidad de Cristo Salvador, a veces desfigurado y mitificado al ·estilo de los líderes de hoy, etc. Entre los caracteres negativos destacan en nues– tra sociedad el edonismo, el materialismo y la superficialidad, el consu– mismo, el sentido de tragedia y de angustia, las tensiones provocadas por la aglomeración urbana y técnica, el terrorismo y la violencia ar– mada, la creación incesante de nuevas necesidades, el egoísmo y la des– igualdad, las dictaduras y los totalitarismos, la sicosis del exceso de po– blación y de escasez de reservas, la secularización, la arreligiosidad, el neo– sacralismo... «El género humano se halla hoy en un período nuevo de su historia, caracterizado por cambios profundos y acelerados que progresivamente se extienden al universo entero» (GS, 4). Junto a la aceleración, univer– salidad y radicalidad del cambio, hay que señalar «el desequilibrio» que po-

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