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SAN FRANCISCO DE ASIS, HOY 257 en el monaquismo y en la «vida apostólica» de los Canónigos regulares, la piedad o «devotio» popular, el culto a la Humanidad de N.S. Jesucristó, especialmente de la Pasión, el espíritu de penitencia, las escuelas de espi– ritualidad, los movimientos de vuelta al evangelio, etc. A este respecto escribe el P. Sebastián López: «se vive en un deseo y afán de reforma de la Iglesia. Ordenes religiosas nuevas en las que el evangelio, la po– breza, la sencillez, la vida apostólica adquieren rasgos más destacados, consiguen mayor atención, y movimientos más o menos ortodoxos en su radicalidad, que apuntan a lo mismo: Cátaros, Valdenses, Humillados, etc. Las páginas más fronterizas del evangelio, las de mayor riesgo y, por lo mismo, las más características, vuelven a ser leídas en toda su original dureza. Francisco nace al calor de este ardor evangélico y a la prisa de esta urgencia» 10 • b) En la dimensión políti.co -re1ligiosa tenemos, como muestras más visibles de aquel tiempo, el contraste entre pontificado e imperio, la res– tauración del derecho romano, el derecho canónico como ciencia y como institución, la «cristiandad» como unidad política y religiosa, cuyas ex– presiones máximas fueron las Cruzadas y la Inquisición. c) En la dimensión social, la Edad Media asistió al nacimiento de el .común o municipio con un nuevo dinamismo, el dinamismo que lo dan las luchas de artesanos y comerciantes contra la nobleza feudal, la apa– rición de la burguesía con su poder económico y político, la nueva con– ciencia del pueblo bajo que halla medios para luchar y hacerse valer en la vida económica y social, etc. San Francisco de Asís encarna muchas aspiraciones de aquella so– ciedad nueva que se va abriendo camino y con la que se relaciona muy en– trañablemente en todas sus direcciones, bien para romper con ella, bien para asumir sus mejores exigencias, bien para superarla introduciendo en ella un nuevo dinamismo. «Es, pues, falso un Francisco de Asís sin influencias ni antecedentes. Un Francisco de Asís casi llovido del cielo», dice el P. Sebastián López 11 • Para nosotros, san Francisco fue un hombre de su tiempo, un hombre encarnado que amó apasionadamente su época, siendo el mejor catalizador de sus mejores esencias. Pero el problema más grave para nosotros es determinar por qué una 10 SEBASTIÁN. LóPEZ, El carisma franciscano, en Verdad y Vida, nn. 119. y 120, p, 5. n SEBASTIÁN LóPEZ, ¿Un san Francisco distinto?, en Selecciones de Franciscanismo, n. 0 l, 1972, p. 13.

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