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SAN FRANCISCO DE ASIS, HOY 265 cilio Vaticano II» (Valencia, 28/12/1966 - 2/1/1967). Destacó el valor del Escotismo para el diálogo ecuménico, porque constituye una buena plata– forma para el diálogo con los protestantes (históricamente, el protestan– tismo estuvo muy influenciado por Ockam y éste por Escoto) y del Bona– venturismo para salvar la cultura occidental armonizando las tendencias actuales con el cristianismo, así como los valores del testimonio francis– cano de la fraternidad y del valor del trabajo ·para el mundo comunista y los del servicio, comprensión y elevación de los valores culturales po– sitivos para el tercer mundo» 27 • 5. La fraternidad El fenómeno comunitario, así como el de las comunas de entonces y de hoy ' 28 , halla su expresión máxima en san Francisco de Asís, llamado el Hermano por antonomasia. El no quería un movimiento de personas individualistas sino, una Fraternidad, es decir, un grupo de personas diver– sificadas, con todos los derechos de la persona y del individuo, pero orde– nado por el amor al prójimo en Dios, dentro de una obediencia caritativa, que consistía en el respeto, el amor y el servicio mutuos. De esta manera echaba para siempre la base inconmovible de la igualdad más absoluta de todos los hermanos. Así escribía a sus frailes: Todos debemos consi– deramos como iguales y hermanos (1 Regla, 6); manifestarnos unos a otros con toda confianza nuestras necesidades (1 Regla, 9; 2 Regla, 6); prestarnos unos a otros los servicios más humildes (1 Regla, 6); evitar .discordias, críticas, ira, juicios negativos (1 Regla, 11); con la misma ter– nura con que arna una madre a sus hijos (1 Regla, 9; 2 Regla, 6). Y dentro de la fraternidad, san Francisco implantó el diálogo de todos los hermanos en una estructura de participación llamada capftulos, donde todos y cada uno debían asumir su parte y también su responsabilidad. Así se con– vertía la fraternidad en el lugar del encuentro, de la reconciliación y de la comunión. Hoy que los hombres buscan esferas vitales donde participar, ser per– sonas, ser libres, la experiencia franciscana puede prestar un servicio en– trafiable y precioso. «La existencia de un grupo fraternal, en el seno de 21 .P. ALCÁNTARA, Campos abiertos al franciscanismo para su presencia eficaz, en Cantabria franciscana, n. 0 85,, 196'7, p. 53s. 2s Sobre este fenómeno, véase Keith Melville, Las comunas en la contracultura. Ori– gen, teorías y estilos de vida. Editorial Kairós, 1975.

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