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260 AURELIO LAITA driamos definir como «barajamiento». Nuestro siglo da la impresión de haber sido «barajado»; en él coexistl;ln hombres viviendo y pensando como en el siglo XII con quienes ya piensan y viven como se pensará y vivirá en el siglo XXI. Dentro de un mismo país coexisten los fenómenos más opuestos y contradictorios. Son los desequilibrios que tan agudamente des– cribieron los textos conciliares (GS, 4 y 8)» 14 • Esta experiencia de nuestra sociedad y de nuestro mundo actual coin– cide en cierta manera con la que le tocó vivir a san Francisco en la Edad Media. «Poco a poco, escribe C. Koser, se ha llegado a la convicción de aquel período marca una transición muy profunda y acelerada en medio de una confusión espantosa» 15 • ¿Cuál fue el camino escogido por Francisco de Asís para dar respuesta a su mundo, respuesta que puede ser punto de referencia válido para el nuestro? «Son dos rasgos, escribe el P. Louis Antoine, los que harán de él, como lo fue Jesús, una contestación viva frente a la crisis de su tiempo y, en verdad, de todos los tiempos, ya que es así como se realiza la «re– volución» o la renovación del Evangelio en sus dos estructuras esenciales que revelan y condenan, ponen en tela de juicio -en crisis- el. pecado del mundo: la sencillez, contraria al orgullo de una sabiduría razonable, viene a rebatir el pecado propio de la riqueza espiritual -aquel de los fariseos de siempre; la pobre1Za contra la idolatría del dinero, en cual– quier sociedad de producción y de consumo, sea cual fuere su índole, rural o industrial y urbana, tanto en los tiempos de los profetas como en los de Jesús, tanto ayer como hoy, aquella sociedad que condena a muerte a todos los Lázaros,. sean ellos individuos o pueblos» 16 • Pero el camino de la sencillez y de la pobreza escogido por Francisco de Asís descansaba en una experiencia de vida cuyos pilares inconmovibles eran: la experiencia radical de fe, la vida según el evangelio, la comunión con la Iglesia, la primacía · de la persona y la fraternidad, pilares que hoy se resquebrajan y se tambalean en nuestra Iglesia y en nuestra sociedad. Por eso, si se quiere una solución para «la Iglesia de hoy en sus vertientes 14 Iglesia y mundo en la España de hoy, l.• ponencia, en Asamblea Conjunta, Madrid, BAC, p. 17. 1s C. KosER, La espiritualidad de la vida de los Hermanos Menores, en Cuadernos franciscanosc de renovación, n. 0 13, p. 5; Loms-ANTOINE DJARI, Un santo para épocas de crisis, en Selecciones de Franciscanismo, n.º 3, 1972, pp. 46-51. 1s Loms ANTOINE, La experiencia franciscana, p. 19; Pablo VI, PopuJorum pro– gressio, 47.

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