BCCCAP00000000000000000001021

RELACION DE LAS MISIONES DE CHILE 205 TEXTO DE LA RELACIÓN Forli, 20 de febrero de 1862. [1] Reverendísimo padre General de la Orden Capuchina 1: Aprovechando el descanso que su Paternidad reve1sendísima ha querido graciosa– mente concederme, he considerado un deber responder al deseo que Ud. tantas veces me ha manifestado de darle una relación exacta de todo lo que la Divina Providencia se dignó realizar a través de mi pobre persona para gloria del Señor y para provecho espiritual de los Pueblos del Nuevo Mundo en la Repú– blica de Chile. Y como Ud. no conoce lo que ha ooorrido en mi v¡ida antes de s,er enviado a América, me he permitido escribir algunos datos respecto de mi vocación mi– sionera, con la ,esperanza que estos datos sean de utilidad y provecho a aquellos religiosos que se sientan llamados a llevar la luz del Evangelio a los pueblos pag,anos. Permítase igualmente cerrar esta relación con la enumeración de las medidas que yo he tomado para lograr los objetivos por 1os que fui enviado al Nuevo Mundo, y exhortar finalmente a todos mis hermanos en religión ,a aprovechar todos los medios que la Divina Providencia ha puesto en las manos de nuestra Oriden para proseguir la hermosa obra comenzada y hoy bastante avanzada [2] de la propagación de nuestra Orden capuchina en Ohile. Estoy cierto que el celo de su Paternidad reverendísima por la salvación de 1as almas y del honor de los capuchinos, de los que Ud. es .cabeza, guía y ejemplo, se ser– virá de este pobre pero verídico escrito, como circular para suscitar en el corazón de sus súbditos el espíritu apostólico. Sin duda Ud. sabrá remover todos los obs– táculos que el espíritu maligno pone a aquellos que desean ir a misiones. Dígnese acoger benignamente este pequeño trabajo mío y dar su paterna bendición al que tiene el agrado de suscribirse de Ud. humilde y observante servidor. fr. ANGEL VIGILIO DE LoNIGO, ex Prefecto y ex Provincial capuchino. [Vocación Misionero del padre Angel Vigilio] [3] l. Cuando vestí el hábito seráfico, me pareció sentir una voz del cielo que me :invitaba: "Dios te ha destinado para llevar la luz del Evangelio a las na– ciones bárbaras". Manifesté esto al padre Maestro de mi Noviciado, hombre docto y piadoso. El, tal vez por probarme, calificó esta voz como una tentación dia– bólica. Poco antes de mi P:mfesión lo consulté de nuevo con el confesor extraordi– nario; él me aconsejó no despreciar esta voz de Dios y que sobre este tema hi– ciera un riguroso sHencio, como en realidad lo hice. Al iniciar mis estudios de teología me sinceré con el padre Lector, que a fa vez era mi confesor. También él me aconsejó cultivar mi vocación, asegurándome que, si ésta venía de Dios, se dejada sentir al tiempo de poder realizarla. Al terminar el período escolástico de mi formación fui destinado a la pre– dicación. Entonces la voz del Señor se hizo sentir más sensiblemente en mi corazón. 2. Escribí a Roma para lograr mi intento, pero sólo obtuve respuestas am– biguas. Hecho Guardián de un convento repetí mi solicitud, y esta vez obtuve 1 El Ministro general al que se dirige esta Relación era el padre Nicolás de San Juan in Marig111ano, que gobernó la 01:'den capuchina en los difíciles años 1859 al 1872.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz