BCCCAP00000000000000000001021

RELACION DE LAS MISIONES DE CHILE 203 amigos y admiradores, pero también fa reticencia y la crítica dolida de otros. En julio de 1859 llegó a Chile el padre Damián de Viareggio, nom– brado por los Superiores capuchinos y la Sagrada Congregación .de Pro– paganda "Visitador Apostólico de la Misión de Chile y Comisario Gene– ral al gobierno de la misma". Este nombramiento limitaba la autori– dad y jurisdicción del Prefecto. El día 23 de ese mismo mes el Pro– curador General de las Misiones capuchinas, Mons. Anastasia Hartmann, le mandaba la Obediencia para volver a su Providencia "para go:mr allí del religioso reposo por las muchas fatigas sostenidas hasta ahora en ser~ vicio a la Misión". Tanto el nombramiento de un Visitador Apostólico como el docu– mento obediencia! fueron un duro golpe para el padre Angel Vigilia. Según afirma en Ja Relación hecha •en Forlí, eran muchos los amigos que n-0 lo hubieran dejado partir sin tener la seguridad de su vuelta a Chi– le. P,ara los cronistas en cambio, las promesas de su retorno a nuestra patria: se fundaban en la esperanza de poder defenderse ante sus acu– sadores y ser confirmado en su cargo de Prefecto por sus Superiores jerárquicos. El día 30 de noviembre de ese año sale del convento capuchino de' Santiago paria iniciar, días después y desde Valparaíso, su vuelta a Italia. Días antes, el 11 de noviembre, había hecho entrega al Visita– dor de' las once estaciones misionales en el sur. A. su llegada a Europa estuvo un año en su Provinda capuchina de Venecia. en los conventos de Trieste y Capodistria. Cerca de la Semana Santa de 1861 fue llamado a Roma por el Superior General de la Or– den: acudió allí, según testimonian las crónicas, con fa ihisión de ser reenviado a Aráucanía como Prefecto, pero rio fue así. Lo destinaron al convento capuchino de Forlí, de la Provincia capuchina de Bolonia, en donde permaneció al menos hasta mayo de 1866, fecha de La supre~ sión de las corporaciones religiosas en Italia. En este convento de Forlí escribe. en febrero de 1862 la RELAZIONE DELLE .MISSIONI CAPPUCCINE DEL CHILI, cuya traducción com– pleta entregamos en este estudio. Las dificultades que siguieron a la supresión de los Institutos re– ligiosos lo hicieron peregrinar por varios lugares y estar en ellos en fo;rrna: muy inestable.. Sabemos que el 1870 estaba en el convento de Pontedécimo. Las crónicas de la Provincia capuchina de Génova nos cú,entan que la peste de viruelas había hecho estragos en el lugar y sus alrededores y los oapuchinos, dignos sucesores de sus antepasados en las pestes del siglo XVII fueron en ayuda de los •enfermos. "·Entre los que primero acudió a convertirse en consolador de los apestados estuvo el padre Angel Vigilia de Lonigo, de la Provincia de Venecia. Vuelto de las Misiones extranjeras, donde había vivido muchos años, se había venido a Pontedécimo. Allí, rodeado de gran simpatía, era buscado co– mo confesor prudente. En esta hora de peligro él también acudió a sal– var almas y en este campo alcanzó la palma del martirio que en vano había buscado en tierna de infieles. Vencido por la enfermedad que ha– bía contraído en la atención de los apestados, acabó su carrera mor-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz