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RELACION D:13 LAS MISIONES. DE CHILE 225. pués de un día de camino me fue imposible dormir a la interperie, como era mi costumbre, porque el tiempo estaba muy malo. Pedí alojamiento en una ruca indígena, cuidada sólo por una pobre anciana. Estando ya por dormirme llegó un grupo de borrachos que, al ver un forastero hospedado en casa ajena sin su autorización, comenzaron a levantar la voz injuriando a la dueña de casa. Cuando ella les hizo ver que el huésped era el Patiru de Santiago 29 bajaron la voz y se me aceroaron a hacerme los cumplimientos de rigor. Yo fingí. dormir para evi– tar [40] su conversación. Este intento se repitió no sé si dos o tres veces más, pero ya no me causaba mayor impresión. Llegué a un lugar llamado Mehuin: me alojó un viejo cacique en su cabaña. Una de sus mujeres se encontraba gravemente enferma y temiendo que muriera esa· misma noche la pregunté, por medio de mi intérprete, si deseaba recibir el Bautismo, explicándole al mismo tiempo de qué se trataba, cuáles eran los efec 0 tos que producía y qué ·disposiciones exige ·en el que lo recibe. La enferma se demostró muy interesada en recibir este santo sacramento, prometiendo que si Dios le daba salud, se haría instruir en los misterios de nuestra religión. Sin es– perar que la muerte lo viniera a impedir, la bauticé enseguida. Después de tres años me enteré que la enferma había sanado y que atribuía su recuperación a la gracia del Bautismo. 49. El día siguiente caminé casi 40 millas bajo una lluvia cerrada, sin toma.r alimentos. Estaba reducido a un estado de debilidad realmente increíble. Peró esto no era lo peor. Me preocupaba muchísimo saber que debía· atravesar un to– rrente para encontrar alguna casa donde reposar de tanto cansancio. La lluvia de ese día interminable había convertido el torrente en un río incontenible. Las aguas habían arrasado las pasarelas que servían de ·puentes: pasarlo a caballo resultaba imposible y no podía pensarse vadearlo a nado. Tampoco se podía pen– sar volver sobre mis pasos porque fa noche ya cerraba y las cabalgaduras estaban demasiado cansadas para volver a rehacer un camino por montañas y ·pantanos. [41] No había más solución que apoyarse en un árbol y pasar la noche en medio de la lluvia. El muchacho que me servía de guía y de intérprete, antes de adop– tar cualquier solución, corrió caudal arriba y caudal abajo buscando algún árbol caído sobre el lecho que pudiera servirnos de puente. Y gracias a Dios lo encontró. Pasó él y me invitó a aferrarme a aquel débil tronco: pasé a gatas el torrente. a Chile diez años después. Cerca de treinta y cinco años pasó en esta Misión de Bajo Imperial. Le tocó experimentar el consuelo de la evangelización de sus mapuches, pero también debió beber el cáliz del desaliento y del dolor. Muchas veces estuvo amenazado de muerte. En 1870 1e incendiaron la Iglesia y la casa. En el alzamiento de los indígenas de 1881 se vio obligado a huir a los montes para salvar su vida. Junto con anunciar la Palabra de Dios se preocupó incan– sablemente por ,la salud y el desarrollo de Jos indígenas. Fue famoso, hasta muy avanzado este siglo, el Colirio del padre Constanzo, medicina preparadá por él para aliviar el maJ de la vista. El padre Gernika, en una obra manus– crita sobre [a Historia del Convento (capuchino) de Santiago afirma que des– colló entre fos primeros misioneros en el dominio de la lengua aborigen. Escri– bió una gramática de grandísimo mérito (cfr. pág. 25). Su donación, su entrega y el servicio de los indios le valió el apelativo de "Chao Mapuche", padre de los mapuches. Falleció el 21 de abril de 1886, a los 71 años de edad. En el Cementerio parroquial de Puerto Saavedra hay una lápi,da que perpetúa la memoria de estre misionero: "A la grata memoria del padre Constancio de Tri– sobbio, Primer Misionero Capuchino y Chao Mapuche. 1851 - 1886". 29 Patiru, sust. (del castellano) el Padre Misionero; una especie de tábano o mos– ca de color gris (cuerpo y alas). P. Félix José de Augusta, Diccionario Arau– cano • Español. Vol. I, Santiago, Imprenta Universitaria, 1916. Cfr. pág. 166.

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