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218 SERGIO URIBE GUTIERREZ 34. Eché una mirada severa a aquellos dos infelices y después de haberles enrostrado la prepotencia con que habían querido atemorizarme, les dije: "¡Vá– yanse de aquí, infelices, váyanse y díganle a su General que no lo conozco ni de– seo tener trato con él! ¡Qué no temo sus amenazas! Que he venido aquí para ha– cer el bien a estos indígenas y que muerto sí que me podrán sacar de aquí, pero vivo, jamás, nunca jamás". Apenas el intérprete comunicó mis palabras a los in– dígenas, se oyó un grito unánime como de triunfo y mi:s palabras "muerto, sí, pe– ro vivo, jamás", fueron repetidas por muchos de ellos en español, como para que comprendiese la grata impresión que había producido en ellos una res– puesta que no dejaba ninguna duda sobre la sinceridad de mis intenciones. Los dos enviados no tuvieron ni valor ni tiempo para decirme una paliabra, y, toman– do el camino más corto, se marcharon humillados y confusos. Desde ese momen– to cambió el panorama. Los indígenas se declararon unánimemente a mi favor, prometiéni:lome que desde ese momento me defenderían de cualquiera que pre– tendiese molestarme. Me abrieron sus casas rogándome 1las honrara con mi pre– sencia. Yo aproveché estas invitaciones tan cordiales y me alojaba algunas veces en una ruca, otras en otra recibiendo en todas partes favores y agradecimientos. Mientras me pasaba esto con mis nuevos amigos se me agregó el padre Cons– tando ~de Ponzone), a quien yo había llamado para que me trajese todo lo ne– cesario para la celebración de la Misa 20 • El misionero de San José de Mariqui– na quiso acompañar al padre Constando hasta Imperial 21 • Cuando vol1Vió, quedó su compañero triste y lloroso. Se le acercaron los indígenas y, creyendo que Mora– ba de miedo de encontrarse [26] en peligro entre gente desconocida, lo conso– laban asegurándole que sería tratado y amado como hermano. 35. Por mi parte no podía explicarme que el General en Jefe me hubiera armado esta terrible persecusión si no hubiera mediado una acusación calum– niosa. Por eso Je escribí una carta, en el español que pude, en que le hacía ver que mi único objeto al ir y entrar en Araucanía era 1a fundación de una esta– ci611 misional, que el Supremo Gobierno y la Sociedad Evangélica que yo había fundado conocían mi:s proyectos y que habrían tenido una gran satisfacción de verlos realizados. Que si había respondido a los dos hombres que me había en– viado para sacarme de allí o hacerme prisionero, que muerto habría abandona– do ese lugar, pero vivo jamás, no significaba un desprecio de su autoridad, ya que ésta no se extendía más que a las fronteras de Arauco, país libre .e inde– pendiente; sino más bien lo había hecho .para demostrar a los indígenas que no tenía nada que ver con el General de las tropas enemigas ni es.taba obligado a obedecer sus mandatos. Terminaba diciéndole, que muerto sí, pero vivo jamás habría abandonado mi empresa 22• 20 El padre Constando de Ponzone. de la familia Mignone, fue un sacerdote de lJ:i Provincia de Génova que llegó a Ohile en la primera expedición de oa.pu – chinos en 1848. Fue un celoso misionero y trabajó también por el bien de las almas y por la curación de los cuerpos, en nuestro hospicio de La Serena. Se dedicó a la homeopatía v favoreció a muchos enfermos oue cuidó en los últimos años de su estada en Chile. Volvlió a su Provincia de Génova a mediadios de 1873. Según otras crónicas, fa llegada del piadre ·de Ponzone a Imperial habría aue ponerla a comienzos de diciembre de 1849. L'Araucania., o.e., pág. 50. 21 El misionero de San José al que aquí se alude es el padre Adeodato de Boloni:a, benemérito sacerdote que nos deió sabrosas páginas de sus trabaios entre los araucanos y de la vida y costumbres de los hombres de este país. La obrita L'Araucania. Memorie ineditP, reproduce muchos de estos hermosos testimonios. 22 El territorio de Arauco, en la expresión de esta Relación, es un término ambi– guo e impreciso; y. a nuestro narecer, refleia 1a situación real del tiempo. Años más tarde. 2 de iulio 1852. el Gobierno d~ Bulnes creó la Provincia de Araucanía que era el territorio que se situaba entre los ríos Bío Bío y el Toltén por el sur. La capital de la nueva Provincia civil era Santa María de fos Angeles. Es
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