BCCCAP00000000000000000001021

RELACION DE LAS MISIONES DE CHILE [Llegada a las Misiones de Araucanía] 11. Pasados los treinta días volví de Santiago a Valparaíso. Allí me uní a mis compañeros y con ellos me hice a la vela a Valdivia, pequeña dudad que dista unas ochocientas millas italianas de la Capital. Esta ciudad está situada casi al centro de nuestras Misiones 6 • Coloqué un religioso en cada una de las Estaciones misionales que distan treinta, cuarenta y hasta sesenta millas una de otra. Me elegí un padre por com– pañero y fijé mi residencia en San José de Mariquina por estar situada en los confines de Araucanía y cuyos habitantes, a diferencia de las demás Misiones, están aún sumidos en las tinieblas del paganismo, conservando altiva su indepen– dencia frente a los esfuerzos que hicieron por dominarlos primero los españoles y ·los chilenos después 7. 12. Este pueblo araucano, indómito y al mismo tiempo heroico, llamó pode– rosamente mi atención y por eUo me decidí a entrar a toda costa en la temi– da [9] Araucanía 8• Conversé con algunos intérpretes llamados allí Capitanes de Amigos, ofreciéndoles una buena suma de dinero si me acompañaban en esta empresa. ,Pero no encontré ni siquiera uno que quisiese exponer su vida para se– cundar lo que ellos consideraban caprichos míos. Convencido de que de San 6 En realidad las Misiones asumidas por los capuchinos quedaban al sur de Va1divia. El empeño apostólico del nuevo Prefecto lo llevó a expandirse hacia el norte y, a la fecha de escribir esta re1aoión, Valdivia se había situado más al centro geográfico de las estaciones misionales. Los límites de la Misión fueron el río Cautín o Imperial por el norte y la ciudad de Osorno por el sur. 7 Las diez Misiones que asumieron los capuchinos los primeros días de enero de 1849 fueron éstas: la de Valdivia, fundada por los franciscanos en tiempos de la conquista y abandonada en 1599, año de la destrucción de la ciudad. Cuando se reconstruyó, los misioneros jesuitas la restablecieron en 1633 y la trabajaron hasta 1767, año de su expulsión. El 21 de febrero de 1769 la asu– mieron de nuevo Io,s franciscanos hasta que, en enero de 1849, la entregaron a los capuchinos. Otras misiones fundadas también por los franciscanos: la de Río Bueno, (1778); la de Quilacahuín (1794); la de Daglipulli (1787); la de Trumag 1847); la de Quinchilca (1778); y la de Coyunco, fundada en 1794 y que años después los capuchinos la trasladarán a Rahue ( 1868). También to– maron posesión de la Misión de San José de Mariquina. Esta había sido fun– dada junto al fuerte Cruces por los jesuitas en 1633. Años después, 1683, fue trasladada a Toltén Bajo, veinte leguas más al norte, a orillas del mar. Des– pués, por razones no señaladas en las crónicas, fue abandonada, hasta que en 1752 los franciscanos de nuevo la trasladan al lugar que hoy ocupa, en el valle de Mariquina. 8 Las estaciones misionales que tornaban los oapuchinos estaban todas ellas en– clavadas en el territorio esclesiástioo de la Diócesis de San Carlos de Ancud y la mayor parte de sus habitantes eran cristianos bautizados. Este detalle vino, en cierto modo, a cortar las alas de su entusiasmo y por eso vernos expresio– nes de desilución, tanto en los escritos del padre Angel .Vigilia corno de los demás misioneros, por no poder trabajar con infie,les y paganos. Así podemos entender que, aún estando en medio de los araucanos, afirme nuestro .autor que se ha decidido "a entrar a toda costa en la temida Araucaníia". Su gran anhelo, que en parte se realizó en Imperial y pocos años después en Toltén, era esta– blecerse en el corazón mismo de la Araucan]a pagana. Un cronista antiguo ase– gura que aquellas estaciones que tornaban los capuchinos "pondrían haberse erigido en parroquias, y los misiom:ros haber dedicado sus fuerzas a la con– versión de los infieles. Pero el Obispo de Ancud no tení,a sacerdotes para enviar allí y los capuchinos debieron permanecer en ellas". (L'Araucania. Memorie ine– dite delle Missioni dei FF. MM. Cappuccini nel Chili. Roma, Tipografía Vaticana, 1890. Cfr. página 29).