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Esta exposición refleja suficientemente cuán reducid.a es ia exten– sión de la materia leve y cuán escaso el influjo que el objeto o materia ejerce sobre la gravedad de los pecados. Más aún; Pedro Lombardo parece admitir que todo pecado advertida y deliberadamente cometido constituye pecado mortal y que, por lo mismo, no existen pecados veniales por razón de su objeto sino únicamente por imperfección del acto humano 170 • Ricardo de S. Víctor, al tratar de los pecados mortales y veniales, nos trae el recuerdo de Pedro Lombardo y, al iguai que éste, no exa– mina el objeto o materia de los preceptos· y de sus correspondientes transgres~ones 171 • Son siempre pecado mortal el odio, la idolatría, la fornicación, el m·aleficio y otros desórdenes semejantes. En cambio, la ira,. la impaciencia, la tristeza, la avaricia, la gula, la soberbia, la vanagloria, la detracción y otras actítudes parecidas no lo son siempre. Consütuyen ciertamente pecado venial en los casos de imperfección del acto humano y siempre que no interviene algún grave desprecio o un precepto o prohibición. Para distinguir, pues, qué pecados deben considerarse como veniales, Ricardo escoge la vía de la exclusión; es decir, la descripción de las características propias de todo pecado mortal 172 • Ahora bien; ¿existen pec.ados veniales por su naturaleza, es decir, por su objeto propio? No es fácil dar a esta pregunta una vetitum gustat. Si ergo in motu senstiaU tantum peccati ülecebra teneatur, veniale ac levissimum est peccatum. Si vero inferim pars ratio!lliis consenserit, ita ut sala cogítationís delectatíone sine voluntate perficiendi teneatur, mulíer sola man– ducavít non mr, cuius auctoritate ~hibetur voluntas ne ad opus usque pervooiat. Si vero adsi.t plena voluntas perficiendi, ut, si adsit facultas, ad effecrtum perdu– catur, vir quoque mand-ucat, 'quia superior pars rationis illecebrae consensit, et tune est damnabile et grave peccatum. Quando autem mulier sine viro gustat, aliquando est 'mortale aliquando veniale peccatum... Tune m:ulier sine viro gustat, cum ita delectatíone cogítationís peccatum tenetur, ut faciendum non decernatur; vel cum quidam terminus et mensura peccato adhibetur a viro... Si vero pec– catum non díu teneatur delectatíone cogítatíonis, sed statím ut mulier tetígít, viri auctoritate repellitur, veniale est. Si vero diu in delectatione cogitationis teneatur, etsi voluntas perficioodi desit, mortale est, et pro eo darrmabitur simul vir et muliet, id est, totus homo, quia et tune vir non siicut debuit, mulierem cohibuiit, inde potest dici oonsensisse ». 17 º Examínese, sin embargo, lo que ensefia acerca de la gravedad de la mentira (Ibídem, lib. 3, dist. 38, p. 720 s.). 171 RICHARDUs DE S. VrcTORE, In cantica canticorum, en PL 196, col. 479 s.;. De statu interíoris hominis, tr; 2, cap. 2, en PL 196, coL 1147. 172 loEM, In oantica canticorum, en PL 196, col. 481 s.; De dífferentía pec– cati martalis et veníalis, en PL 196, col. 1193. 61
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