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gravedad del pecado, el santo se fija y aduce dos razones que decidi– ría:n de la gravedad de todo incumplimiento de la voluntad de Dios: su omnipresencia y su precepto o prohibición de pecar: « Quoniam semper sumus in conspectu eius et semper ipse pmecepit nobis ne peccemus » 2 • Según esto, cualquier cosa prohib<iida o preceptuada por Dios importaría obligación sub gravi. Hay que reconocer sin em– bargo, que este pasaje no lo demuestra adecuadamente, si bien lo in– sinúa con suficiente claridad y sirve, cuando menos, para ponernos en guardia y sobre aviso ante esta doctrina. Medio siglo más tarde Rugo de S. Víctor (1096-1141), en su exposición de la regla de san Agustín, parece admitir preceptos graves comparables en su gravedad con los preceptos divinos 3 • Más aún, su gravedad y fuerza obligatoria radicaría en el mismo precepto o prohibición 4 • Pedro Abelardo (1097-1142) no nos ayuda a aclarar el problema. Como su contemporáneo Rugo de S. Víctor, insiste en la necesidad de un precepto o prohibici'ón para que se pueda cometer el pecado, pero sin señalar el origen de su gravedad 5 • Tampoco san Bernardo de Claraval (1090-1153) esclarece nuestro problema; pero advierte muy acertadamente que no se debe exage– rar la autoridad del legislador o superior ni atribuir a sus preceptos la misma fuerza y gravedad que a los divinos 6 • Sin embargo, él mismo admite en la regla benedictina preceptos cuya fuerza y gravedad es comparable con la de los preceptos de ley natural: « De caetero re– liqua universa non profüentibus quidem monita tantum seu consilia 2 S. ANsELMUs, OSB, Cu-r Deus hamo, lib. 1, cap. 21, en PL 158, coL 394. 3 Huco DE S. VrcTORE, Expositío super regulam beati Augutdni, · Comi 1602, p. 2 (Cfr. PL 176, col. 881). 4 lDEM, De sacramentís ohrí,stíanae fidei, lib. 1, pars 12, cap. 9, en PL 176, col. 360. 5 ABAELARDUs P., Epítome theologíae ch-ristíanae, cap. 33, en PL 178, col. 1753s. 6 S. BERNARnus, De praecepto et dispensatione, cap. 10; n. 24, en PL 182, col. 875 :, « Quamobrem non video cur ita omnem inobedientiam et wansgressionem ve,l minimorum quorumlibet mandatorum exage!l'andam putaveritis, ut exdamaveritis:, quod ergo iam monaco poterit v,eniale peccatum esse vel leoe, cuius unfoersae actíoni crimen insidiatur inobedientiae? Sed hoc inde videlicet constare creditis quod praefoto-rum iussíonibus tantum tribuendum asserítur quasi dioinitus t-raderentur; quasi vero et ipsa evangelica praecepta non multum inter se discrepent, ert merito observationis et transgressionis periculo ». Véase también ibidem, cap. 1, n. 1, en PL 182, col. 861 s. 3

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