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208 Miguelángel de Espinal conduce a conclusiones excesivamente rigurosas mediante la prohi– bición de las obras formaliter serviles y mediante la reducción del campo de las obras materialiter liberales; pero ofrece una compensación adecuada por medio de la concesión de las obras formaliter liberales. En cambio, la enmienda del Tostado, de san Antonino y del Panor– mitano mantiene la severidad de las obras formaliter serviles y rechaza la compensación de las obras formaliter liberales. Por otra parte, se nos antoja arbitraria la aplicación del influjo del finis operantis única– mente a las obras lícitas y materialiter liberales. b) El movimiento que verdaderamente tuvo éxito en su reacción contra el sistema del finis operantis, fué iniciado por el cardenal domi– nico Cayetano (m. 1534), en el siglo XVI. Cayetano y, tras él, casi todos los moralistas posteriores, pretenden que el finis operantis no ejerce influjo alguno sobre el carácter servil o liberal de las obras ejecutadas en días de fiesta; todo depende de los elementos obje– tivos externos y del finis operis. Es un sistema doctrinal diametral– mente opuesto al de Ricardo de Middleton y sus seguidores, y puede decirse que ha llegado hasta nuestros días sin sufrir grandes modi– ficaciones (72). Durante los cuatro siglos en que se ha enseñado comúnmente este sistema doctrinal, no han faltado moralistas que han intentado apar– tarse de las enseñanzas de Cayetano y sus seguidores. De entre ellos merece ser destacado el antiguo profesor del Colegio Romano, Juan Azor (m. 1603), que llegó a proponer, ya a finales del siglo XVI, un sistema intermedio entre el de Ricardo de Middleton y el de Cayetano. Puede decirse que el célebre moralista del Colegio Romano supo recoger cuanto de bueno y acertado existía entonces en ambos sistemas opuestos. Efectivamente, con Cayetano admitió la existencia de obras serviles, comunes y liberales, y negó al finis operantis y demás circunstan– cias todo influjo sobre la naturaleza y licitud de las obras liberales y serviles: el carácter servil o liberal de dichas obras depende única– mente de sus elementos objetivos y materiales y del finis operis. En cambio, apoyó a Ricardo de Middleton y sus seguidores al admitir (72) El sistema de Cayetano, en efecto, no ha sufrido casi ninguna modifi– cación en sus principios, que pueden encontrarse en casi todos los modernos ma– nuales de moral; en cambio, ha sufrido una considerable evolución en la casuística y en la aplicación de los principios a los casos concretos.

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