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más necesarios, urgentes y acuciantes. Así, animados por ei deseo e ilusión de llevar un poco de luz a este obscuro y espinoso problema y de contribuir de algún modo a ofrecer una respuesta suficiente a los legítimos deseos y exigencias de no pocos modernos, emprendemos nuestra investigadón acerca del significado de ,ta materia en la teo– logía moral. PENSAMIENTO DE LOS TEOLOGOS DE LA EDAD MEDIA En otro lugar hemos estudiado y puesto de relieve el escaso valor que atribuyen al objeto o materia los teólogos y sumistas medi~vales 8 • Efectivamente; el influjo que la materia eje,rce sobre Ia gravedad de las leyes y preceptos es realmente ins'ignificante. Más aún; casi se obtiene la impresión de que cualquier materia es grave o, por lo me– nos, de que es capaz de serlo, al comprobar que todo precepto importa obligación sub mortali y que l,a intención del prelado o legislador es el elemento predominante, si no decisivo, en la determinación de semejante obligación. Por todo ello nos parece que el estudio y examen en torno a la materia grave no pueden provocar curiosidad alguna en el investigador ni conducir a ninguna conclusión interesante; en ·cam– bio, creemos que la investigadón acerca del contenido y extensión de la materia leve puede reservarnos alguna sorpresa. Efectivamente; tal vez nunca se ha dudado de la existencia de pecados veniales por imperfecci6n del acto humano; pero no ha faltado quien, no sin fun– damento, ha puesto en duda que los primeros escolásticos hubieran conocido pecados veniales ex genere suo o ratione materiae 9 • Ahora bien;, ¿se admite mateiria leve en la edad media? ¿Se ·conoce el con– cepto •de parvedad de materia? He aquí dos puntos o interrogantes a los que queremos dar una respuesta suficiente. 8 ERBURU M., OFM Cap., Valor del precepto en la historia de la moral: pensamiento de los te6logos de la edad media, en Apollinaris 41 (1968) 549•630. Véanse más concretamente p. 603-630. 9 ZALBA M., SI, Theologiae moralis compendium, vol. 1, Matriti 1958, n. 754, p. 431: « Theologi priores, etsi essentialem differentiam admittebant [inter peccata mortalia et venialia], errasse videntur in negandis peccatis ratione materíae levibus, altribuentes levitatem ad defectum plenae deliberationis ». 5

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