BCCCAP00000000000000000001014

kste pasaje merecería considerarse como una alusi6n incontestabÍe a la parvitas materiae, si Ricardo no se apresurara a relacionar el pecado venial en cuestión con la ausencia de un verdadero precepto o prohibición. Efectivamente; ¿se explica el carácter venial de dicho desorde::i, porque nos hallamos, en realidad, ante una imperfección o parvedad de materia o, más bien, poPque esa materia no cae, de hecho, bajo un verdadero precepto o prohibición? En el gran maestro franciscano Juan Duns Escoto nos va a ser imposible descubrir nada que nos ponga en relación clara e inme– diata ccn la parvitas materiae: Escoto no conoce, en absoluto, esta expresión ni tampoco su concepto o contenido correspondiente. Por otra parte, hay que reconocer que su misma concepción del pecado mortal y venial, en realidad, se presta difícilmente a discernir los peca.dos veniales atendiendo a la imperfección o parvedad de materia. Más aún; su concepción se presenta tan profundamente teológica que casi nos atreveríamos a decir que no cabe ni puede encajar en los moldes de la materia grave y leve y de la p;arvítas materiae. No vamos a insistir ahora sobre la existencia y amplitud de los pecados veniales por imperfección del acto humano ni sabre la redu– cida extensión que poseen la materia leve y, consiguientemente, los pecados ex genere suo veniales; tampoco volveremos sobre el valor y significado del precepto y no-precepto o consejo en la mente de Escoto; pero queremos advertir que, sin tener en cuenta todos estos elementos, es imposible comprender la doctrina escotista acerca del pecado venial 123 • El Doctor Sutil considera el pecado venial como un desorden o, mejor, como el quebrantamiento de un orden divino que no está esencial y necesariamente unido o relacionado con el fin último del hombre, como lo está el pecado mortal, sino que lo mira como un desorden o transgresión que consiste en ~ omisión o violación de algo útil y conveniente, pero no esencial ni necesario, a la comecución de la propia bienaventuranza: « Peccatum mortale est deordinatio opposita ordinationi sine qua finís non potest sequi alic¡uo modo, quae quidem ordinatio habet praeceptum contra quod deordinatio fit, et ideo omnis deord:inatio cadens sub praecepto avertit 123 DuNs ScoTus l., Ordinatio [In quatuor libros sententiarum], lib. 2, dist. 21, q. 1, e:i Opera omnia, t. 13, Parisiis 1893, p. 132-135; Retractatío [In quatuor libros sententiarum], lib. 2, dist. 21, q. un., en Opera omnía, t. 23, Parisiis 1894, p. 101 s. 49

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz