BCCCAP00000000000000000001014

Digamos, pues, qüe san Buenaventura, a la hora de discernir los pecados mortales y veniales, se eleva sublimemente sobre la materia grave y leve y sobre la parvitas materiae y que se desenvuelve dentro de una concepción profundamente teológica que no resulta fácil encar– nar en unos elementos o criterios concretos y materiales. No resulta fácil encontrar en Ricardo de Middleton algo que se relacione íntima y claramente con la parvitas materiae. El célebre maes– tro franciscano-conventual, lo mismo que san Buenaventura y Alejan– dro de Hales, no sólo desconoce la sobredicha expresión, sino que ignora también su concepto y contenido correspondientes. Al mismo tiempo, puede observarse que Ricardo, dejando aparte los contados pecados ex gener1e suo veniales, no discierne los desórdenes veniales fijándose en la materia leve o en la parvitas materiae, sino que los busca tratando de descubrir alguna imperfección en el acto humano 120 o poniendo de relieve que la transgresión no recae sobre ningún pre– cepto o prohibición, sino sobre un simple consejo o amonestación, pues– to que todo verdadero precepto importa obligación sub mortali 121 • Sin embargo, podría considerarse como una velada invitación a adentrarnos en la parvitas materiae aquel pasaje en que, refiriéndose a la comida ·que se toma no para satisfacer una necesidad o conve– niencia, sino por pura sensualidad, enseña que no constituye pecado mortal, si no perjudica gr.avemente a la salud: « Non tantum cadit deordinatus •voluntatis actus a ratione peccati mortalis propter imper– fectionem actus... : sed etiam propter condicionem actionis exterioris volitae, quae non est contra unum de decem praeceptis, nec implicite, nec explicite, nec directe, nec indirecte, sicut interdum comedere fructus ad satisfaciendum sensibili appetitui, quorum comestionem scit horno corpori suo non prodesse, nec tamen gr.aviter nocere: hoc enim regulare est, .f.Uod nunquam horno mortaliter peccat, nisi omittendo vel committendo sit transgressor praecepti directe vel per aequiva– lentiam » 122 . fieri mortale per libídínem magnam, sicut mendacium iocosum; et hoc fit mortale secundum placitum, secundum quod placitum dicitur quíetata voluntas » (Ibídem, lib. 4, dist. 16, pars 2, art. 3, q. 1, in e, en Opera omnia, t. 4, Ad Claras Aquas 1889, p. 409). 120 R1cHARDUS DE MEDIAVILLA, Super quatuor libros sententíarum, Brixiae 1951, lib. 2, dist. 21, art. 3, q. 1, p. 266; dist. 24, art. 4, q. 1, p. 314s.; dist. 24, art. 4, q. 5, p. 319; dist. 42, art. 2, q. 2, p. 512. 121 Ibídem, lib. 2, dist. 42, art. 2, q. 2, p. 511s. 122 Ibídem, p. 512. 48

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz