BCCCAP00000000000000000001014

tenido correspondiente; pero en algunos de ellos pueden descubrirse ciertas afirmaciones que parecen suponer o aludir inconsciente y vela– damente a dkha realidad. 2. Los grandes maestros de la escolástica. Tal como hemos expuesto en el capítulo anterior, los grandes teó– logos del siglo XIII desarrollan notablemente la doctrina de sus prede– cesores acerca de la materia leve y, especialmente, de los pecados ex genere suo veniales. Veamos ahora si ocurre otro tanto en el pro– blema de la imperfección o parvedad de materia. a) Pensamiento de los teólogos franciscanos. Emprendemos nuevamente este recorrido comenzando por Alejan– dro de Hales, primer maestro franciscano de la universidad de París. Alejandro de Hales emplea alguna vez el vocablo materia, pero no nos proporciona ninguna idea nueva sobre la parvitas materiae. Más aún; puede decirse, al igual que de los teólogos que le precedieron, que no conoce la sobredicha expresión ni su concepto o contenido cor– respondiente. Y es que el célebre maestro franciscano, coincidiendo con el Antisiodorense, no busca la determinación de la mayor o menor gravedad de las leyes y preceptos fijándose en su propio objeto o mate– ria, sino más bien atendiendo a la existencia de un precepto o prohi– bición 118 y, más especialmente, a la guarda o cumplimiento del amor de Dios sobre todas las cosas: « Peccatum veniale est libido sive voluptas in creatura citra Deum; mortale vero est libido sive voluptas in creatura supra Deum vel aeque Deo. Potest enim creatura bene diligi et male; bene, cum propter Deum, eo modo quo debet: virtus enim est orq.o amoris. Si vero creatura diligitur non propter Deum omnino, aut hoc est propter utilitatem sibi necessariam, et sic potest dici dilectio naturalis, et haec etiam ordinatur ad Deum, licet horno non referat. Si autem ibi ,quaeritur voluptas..., tune est altero duorum praedictorum modorum. Et sic patet differentia venialis a mortali » 117 • 116 ALEXANDER DE HALES, Summa theologica, t. 3, Ad Claras Aguas 1930, n. 301, p. 311: « Dicendum quod otium, prout est veniale peccatum, non respicit praeceptum vel prohibitionem; secundum autem quod est mortale, respicit et oppo– nitur praecepto quod est... de sabbato sancto ». 117 Ibídem, n. 272, p. 286. En otro lugar se expresa en los siguientes tér– minos: « Dicendum quod otium, secundum quod dicitur improba voluntas quie- 46

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz