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LOS RELIGIOSOS DE ZARAGOZA••• 5 Vicaría general a uno de los suyos, el P. Antonio de Calanda, para las provincias capuchinas de España e Indias. Vicaría efímera, pues ya el 3 de julio de 1805 registra Casamayor el fallecimiento del P. Calanda en el convento capuchinos de San Juan Bautista, extra– muros de Zaragoza (14). El encuentro del P. Santander con las distintas óraenes reli– giosas de la diócesis debió de ser cordial. En el itinerario de la visita pastoral tropezamos, junto a pueblos crecidos, con otros que detienen al Obispo auxiliar aun sin contar con un número extraor– dinario de confirmados. Puede sospecharse que ]a prolongación "de la estadía obedece a la visita fraterna a casas religiosas. El secretario de visita, en mayo de 1803 (DVP), anota en Ejea: "Hay en esta villa un convento de religiosos franciscos con ocho sacerdotes, de ellos siete confesores y predicadores; y otro, de capuchinos, con once presbíteros, de ellos diez confesores y predi– cadores". En Aranda los capuchinos cuentan con veintidós presbí– teros, de ellos catorce confesores y predicadores, y uno, sólo confe– sor. En 1Epila encuentra tres comunidades: la de agustinos, la de francis.cos y la de capuchinos. La última, con quince presbíteros; de ellos catorce confesores y predicadores. Comunidades tan nume, rosas daban la suma de tres mil cuatrocientos cincuenta y cuatro capuchinos españoles en 1808, según el citado P. Rubí (15). REGENCIAS A la luz de las actas de visita y de otros documentos del archi– vo diocesano, vamos encontrando estos años a numerosos religiosos como regentes de distintas parroquias, cuando esas mismas actas y las listas de ordenaciones generales (DRO) nos ofrecen largas nó• minas de sacerdotes recién ungidos o con un beneficio, ración o capellanía. A los casos de enfermedad o imposibilidad, que recla– man el auxilio de un regente o suplente, se suma a veces el de quienes entran en posesión de un curato sin haber recibido aún el sacerdocio, aunque a nosotros nos sorprenda. (14) Ni siquiera había tomado posesión del eargo, -según el P. B. DE RuBI, o. c., p. J.32. Le ,sucedió el P. Mariano de Bernardos, ,(15) Reforma de regulares, p. 1150.

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