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18 P. ANSELMO DE LECARDA alquiler. Siguen en el decreto otras disposiciones parecidas de tipo económico (38). Alojar o recluir a los religiosos en otros conventos fue a todas luces tarea difícil. El número de firmantes del "he recibido" era elevado, como hemos visto : numerosos tenían que ser los religio– sos acogidos en sus inmuebles maltrechos por la guerra o en domi. cilios provisionales. No, olvidemos, por otra parte, que, por el de– creto del 4 de diciembre de 1808, les habían arrebatado las dos terceras partes de sus casas. Una serie así de injusticias y crueldades tuvo que sublevar ínteriormente a buen número de los perseguidos. Y aquel profundo resquemor hubo de engendrar por fuerza una situación tensa y difícil, la que se trasluce del real decreto del 1 de mayo de 1809, disparado no sólo contra Zaragoza, sino también contra todas las diócesis. Sus cláusulas más draconianas apuntaban a los religio• sos (39). Desde Madrid el 15 de mayo de 1809, Azanza, Ministro de Ne– gocios Eclesiásticos, dirige un oficio al Gobernador del Arzobis– pado de Zaragoza (DDC) y adjunta ejemplar impreso del real decreto del dfa primero del mes, con rúbrica autógrafa del propio Aaznza. El considerando inicial pinta el desorden reinante : "Con– siderando que muchos eclesiásticos y empleados públicos, hallán– dose ausentes de sus respectivos destinos, contribuyen con su con– ducta a extraviar la opinión del pueblo haciéndole concebir falsas esperanzas, esparciendo noticias fabulosas y exponiéndole de este modo a los desastres inseparables de la guerra"... En vista de ello, vuelvan todos a sus destinos antes del 20 del actual mes de mayo. Si no, se les seguirá la privación de su empleo, y sus bienes serán secuestrados. El artículo cuarto decía en tono amenazador : ''Los regulares que, pasado dicho término, y que, sin haber obtenido su seéulári- (.3-8) Desconozco la política seguida en otras capitales. De las expulsiones de Barcelona en 1808 y en 18114 informa JUAN MERCADER RIBA, Barcelona du– rante la ocupación francesa 1 (1808-18\14) ... , Madrid, CSLC, 1949, págs. 369-370 y 37.3. 1 La expulsión de los regulares de la ciudad de Zaragoza no fue la primera. (39) Se incluyó después el decréto en él citado Prontuario de las Leyes, t. 1, págs. il.68-,171.