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i4 en 1814 en favor de uno de ellos, el franciscano P. José Casanova y Tomás: se halló ·en los dos sitios, acudió constantemente a las haterías con la mayor serenidad, ejerciendo en ellas su ministerio sacerdotal con todos los heridos y moribundos (33). Los servicios de otros fueron menos notorios. Un grupo de hermanos capuchinos entró muy pronto al servicio del hospital, sobre todo de la cocina (34). En vista de estos datos y de otros semejantes que podrían ale– garse, resultan sorprendentes aquellas patrañas que circulaban en París, igual que las providencias tomadas en Madrid contra los reli– giosos de Zaragoza. Y por eso mismo no se entiende bien la credu– lidad de Hans Juretschke (35) en aquel párrafo en que habla de la heroica actuación de los frailes en la defensa de la ciudad de Zara– goza, lo que agrava la disposición hostil contra las órdenes reli– giosas. Cierto que ninguno de los religiosos sitiados ha pasado a la historia con el estigma de cobarde, pero también lo es que la hostilidad nació y fue creciendo en puntos alejados de Zaragoza y desde años atrás. Al principio de este trabajo lo hemos insinuado y fácil sería acumular más pruebas fehacientes. Acoso Antes de comenzar el segundo sitio de Zaragoza, dio prinéipio en, Madrid una serie de vejaciones· contra los frailes. Con ellas que– daban eclipsadas aquellas otras de Campomanes aludidas más arri– ba. Acabados los sitios, Aragón conoció las detenninacioneir ·de Madrid y tuvo que obedecerlas. (33) Véase MARIO DE LA SALA V ALDES Y GARCIA SALA, Obeli1Sco histórico en honor de los heroicos defensores de Zaragoza en sus dos sitios (1808,1809), Zaragoza, M. Salas, •1908, 362. (34) Sobre ellos ,se hallarán datos dispersos en (ASN), ,sobre todo el 15 de setiembre, 3 de octubre, 7 de noviembre, 8 de diciembre de 1808 y 9 de enero de 1009. J. IGNACIO TELLECHEA IDIGORAS, El Hospital de Nuestra Seña• ra de Gracia..., eni la revista "Zaragoza" •28 •(1%8) 177, anota que el día 5 de diciembre de [1008•, "se cursó una invitación a los superiores religiosos para que ayudasen a la asistencia espiritual a los enfermos, a lo que accedieron, espe– cialmente, los capuchinos". ,(3S) Los afrancesados en la guerra de la lndepencia. Su génesis, desarrollo r consecuencias históricas, Madrid, Rialp, 1962, págs. -160-161.

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