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OBISPO, CLERO Y PUEBLO DE ZARAGOZA (18i0.3-1SO8) 215 todos los obstáculos. He dicho para su mal, porque su cumplimiento hubiese contribuido después a aliviar los horrores del segundo si– tio sobre todo. En 1804, por razón de la epidemia, pululan los conflictos y las órden.es. Ofrece singular interés el caso de Gotor y lo expone su párroco a los gobernadores en carta del 18 de abril de ese año (DDC): «Con motivo del contagio que en este año pasado ha afli– gido y todavía continúa en afligir en estas casas de esta mi feli– gresía, ha producido la multitud de cadáveres sepultados en la iglesia un fetor; y, aun a pesar de tener las puertas abiertas todo eI día y quemar romeros, no ha sido bastante para quitarlo. Y como el señor temporal, a cuyas expensas se provee d.e todo lo ne– cesario, nada exige por fracciones, todos quieren la iglesia, que– dando sin uso el cementerio. Y sin embargo que he persuadido a mis feligreses se enterrasen en éste para no aumentar este contagio que padecemos con la corrupción que s.e nota, he encontrado que tienen por bajeza enterrarsen en dicho cementerio» ... La bajeza provendría, en la mente de aqu.ellos fieles, de que no lo considera– ban lugar sagrado 38 • La peligrosa situación de Zaragoza en 1804 se trasluce de varios documentos. El 10 de abril (DDC) el Real Acuerdo de esta Audien– cia, a petición d.el fiscal de S. M., expone a los gobernadores de la diócesis que, a consecuencia del excesivo número de cadáveres que se entierran en las parroquias de esta ciudad, especialmente en las de San Pablo y San Miguel, es de temer que los vapores pú– tridos que exhalen, produzcan .estragos en la salud humana : ábran– se hoyos muy profundos. El secretario trasmite el oficio a los curas de las catorce parroquias de la ciudad que van firmando el quedo enterado. Diez días más tarde (DDC) Juan Laborda, firmante así mismo 38 En F. LASHERAS BERNAL, Almonacid de la Sierra en la época de la guerra de la Independencia, en "Guerra de la Independencia. Estudios. III". Zaragoza, 19'67, pág. 2:26, leemos: "Los enterramientos ,se efoctuahan no'!'mal• mente en el cementerio de la parroquia. Lo-s •sacerdotes y algunos otro,s eran ,sepultados en la igle,sia. Uno,s pocos fueron trnsladado,s al conviento de nuestro Padre San Francisco, en San Cristóbal de Alpartir, distante ,siete kilómetros. También desde Calatorao fue-ron lleva-do,s a enterra!l" a este convento en tiempo,s anteriores, a pe,sar de que la ,distancia es de catorce kilómetros".

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