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P. ANSELMO I>E LEGARI>A no andaba por Aragón estos años a caza de prodigios, pese a que las calamidades reinantes ofrecían clima propicio a la milagrería. Es un caso aislado el que el rector de Villarejo, Miguel Lario, nos describe en una larga y amena relación del 20 de marzo de 1804 (DDC). Desde hace once días una imagen de la Dolorosa de su iglesia rezuma un humor ácueo, parecido al sudor. El hecho se ha divulgado por todo el país; las gentes han concurrido a cientos, en tropas : curas, clérigos, religiosos, sujetos de posición. El rector prescinde de lo sobrenatural : conoce la obra de Benedicto XIV sobre la canonización de los santos, .es hijo legítimo de Feijoo cu• yas obras tiene y habrá leído «unas quareinta veces de un golpe)). Ha vigilado a quienes, como el sacristán, podrían ser capaces de una maniobra o artificio, y no ha descubierto ni el más remoto vestigio de ello; son incapaces hasta de pensarlo. ccEn un lugar de treinta casas, y en el que ya hace once o doce años que resido, no puedo dejar de tener bien penetrado el carácter de estas gentes, y antes creería que el olmo daba peras que el que estos incultos hombres sean capaces de pensar en ilusiones tales, pues todos, nemine discrepante, son pastores, y el que más, un fino labrador de puño en esteva y mano en serón)), Cree el rector de Villarejo que .el fenómeno obedece a la humedad atmosférica, pues «el tiempo en que. ha ocurrido este fenómeno ha sido y todavía subsiste algo húmedo y lluvioso)). Se ha abstenido de predicar sobre el asunto 30 • 3 ° Con ,seguridad que al año ,siguiente, en la visita pastoral de Villarejo, el P. Santander alabó el tino de Miguel Lario. Y es que el Auxiliar, por su larga experiencia de misione,ro, e,staha predispuesto contra cierto,s fraudes que, como ,setas veneno,sa,s, ,suelen brotar periódicamente p,ara regodeo de espíritus enfermizos. El Obispo auxiliar, en ,sus Sermones dogmáticos, Madrid, 1&0.5, pá,gs. 22!0-221, ,se nos presenta como paladín contra los falso,s mila,gro,s, empeñado en demostrar a lo,s ,cristianos que nuestra ,santa religión no nece– sita de embustes para ,sostenerse,. "Yo ,soy el menor y el más débil ~le fos mi– nistros de Jesucristo, y podría presentarles a lo,s incrédulo,s tantas demostra· cione,s de esta verdad que aca,so ellos, con toda la fuerz,a que ,suponen en su espíritu, no ,se hubieran atrevido a chocar con pueblos enteros para ,sacarlo,s de unas ilusiones que contaban en su apoyo ,siglos de pre,scripción, como yo lo he practicado más de dos veces". En ,sus Cartas familiares ,se ,suceden ob– servadones del P. Santande,r ante unos hechos que parecen de nuestros días : la monja que comulgaba ,con dos formas consagrada,s traídas por mano,s de ángeles y no del celebrante, pág. 57 ss.; aparecimiento del Niño Jesús en

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