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192 P. ANSELMO DE LEGARDA y buena voluntad de sus respectivos párrocos))... Nota marginal autógrafa : «Como se pide, no contradiciendo los párrocos respe-z– tivos. Zaragoza y febrero 19 de 1805. Fr. Miguel, Obispo Amizo– nense, Gobernadorn. De algunas de las exigencias cuaresmales nos enteramos por la carta del guardián de capuchinos de Epila, Fr. Francisco de Ayer– be, fechada el 28 de octubre de 1804 (DDC). Refiérese al P. Matías de Calanda, regente algún tiempo de Mallén : «Por el servicio de dicha regencia, fuera de mantener al religioso, nada ha percibido este convento, sin embargo que, además de sus muchas y pesadas fatigas en su ministerio, por los muchos enfermos de la villa, ma– trículas, exámenes y otras faenas de tiempo de cuaresma, si se hubiera mantenido el religioso en el convento, hubiera contribuidu al desempeño de sus cargas, sin gravar a los demás en esto, y me hubiera predicado una cuaresma para la que tuve que buscar un forastero)). Es indudable que las fatigas cuaresmales proporcionaban a la postre consuelo espiritual al predicador. Raros serían los que co– sechaban amarguras como el capuchino Fr. Mariano de Berge, conventual de Calanda. Está predicando la cuaresma en Gargallo y el 19 de marzo de 1805 (DDC) se dirige al M. I. Sr. Fr. Miguel de Santander, «como a padre y consolador de los afligidos)), En Gargallo, población de ciento veinte vecinos, ha predicado el ser– món sobre el escándalo. Un vecino de mal corazón y un capellán tienen arruinado al cura. «Si V. S. hubiera venido de visita, no dudo hubiera tomado rigurosa providencia)). El viernes segundo de cuaresma le fijan a la puerta adonde está de posada, el siguiente pasquín: «El P. Mariano dijo anoche en el sermón que los mayo– res escandalosos son los más principales del pueblo. Desdígase ce esto en el púlpito, que está mal dicho y, si no, se desdirá en otro puesto adonde haiga (sic) más personas)). Y comenta el exponente: «Formales palabras del pasquín. Las mías fueron las que siguen. Hablando de los escandalosos exclamé y dije: ¿ Qué diremos, pues, señores, si los escándalos suben tan alto que llegan a entronizarse en el corazón de la gente respetable del pueblo? Entonces ¿ quién estará ya a ser moderado, etc.?)). Asegura que es conocido el autor, que se le ha amenazado con las penas establecidas, azotes y muerte, en el derecho civil y eclesiástico. Pero al autor del pasquín nada

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