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186 P. ANSELMO DE LEGARDA Encargó a sus Apóstoles le predicasen a toda criatura, y es uno de los primeros ministerios de los Obispos, como sucesores de los Apóstoles; y, aunque hemos procurado cumplir con este grave cargo en todas las iglesias de este Arzobispado por Nos mismo, hemos advertido ser grande la mies y pocos los operarios)). .. De la poquedad podía originarse la escasez de atenciones. En el prólogo de sus Doctrinas y sermones para misión 2 º había hecho una amarga confesión de la incultura religiosa de muchos pueblos de España, según su propia experiencia. A la llegada del P. Santander, en la diócesis cesaraugustana eran numerosos los sacerdotes diocesanos y los religiosos que podían trabajar en la mies del Señor._ Cómo trabajaban a diario no sé precisar. Hay datos sobre ocasiones extraordinarias en que los fieles escuchaban la palabra de Dios. MISIONES En punto a misiones fácil es imaginar el gozo del P. Santander al topar en su visita pastoral a Escatrón, el 5 de octubre de 1803 (DVP), con un grupo de sacerdotes misioneros. Consta (DVP) la visita especial del santuario de San Francisco Javier extramuros de la villa. Según el informe previo del párroco, la fundación, de don Miguel Ignacio Redorad, data de 1707 ; y entre las obliga• ciones de los capellanes de la casa y santuario de San Francisco Javier, está la de hacer misiones en el Arzobispado mes y medio en la primavera, y mes y medio en el otoño, o en otro tiempo ; f en Escatrón una de tres días dos veces en cada año. La experiencia les había aconsejado mejorar la última cláusula, adoptando otra más ventajosa para Escatrón, más eficaz : una misión de nueve días cada tres años. Las capellanías son cinco. En las Constituciones, aprobadas y firmadas por el Obispo auxiliar el 8 de enero de 1804 (DVP), hay ciertos párrafos que manifiestan la mucha parte que el P. Santander tuvo en la redacción de aquel documento. Co– mienza D. Fr. Miguel afirmando que «Dios se dignó aliviarnos de las fatigas de nuestro espíritu con el utilísimo establecimiento de . 20 Tomo I, Madrid, 1800, pág. XAfl.

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