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180 P. ANSELMO DE LEGARDA su sorpresa a los Gobernadores en carta fechada en Buret¡: el 11 de julio de 1803 (DDC). En punto a moralidad creo que eran muy raros los que mere– cían tacha. Además abundaban las acusaciones del todo falsas ·o dictadas por resentimientos que convertían la paja en viga. Raros parecen también ejemplares del talle del pintado por el capuchino F'r. León de Aranda. Desde Calatayud el 12 de mayo de 1806 (DDC) noticia al P. Santander que ha pasado por Alpartir, donde mosén José Torres cctiene embaucada a la gente plebeya con una misa que celebra en nueve minutos ; está lleno de vanidad con unos sermones que heredó de un tío conventual y su orgullo le hace decir que los sermones de ocho reales son para los frailucos, y los de onza, para éh. Consta ahí que para la fecha había recibido dos avisos sin enmienda. Una y otra vez insisten los mandatos de visita en las conferen– cias morales y de sagradas rúbricas. En Pina (DVP) y en algunos otros pueblos el Visitador desciende a pormenores : les pone un ejemplo para la solución de los casos de moral y les indica cómo deben reunirse, dónde deben colocar el caso resuelto. Penitencia ordinaria solían ser los ejercicios espirituales prac– ticados en algún convento de religiosos o en San Carlos. A las puertas del de capuchinos de Zaragoza encontramos el 2 de marzo de 1804 (DDC) a un beneficiado de Riela. Llega con una orden de los Gobernadores : hará ejercicios espirituales «cerra.dos; asís~ tiendo a todos los actos de comunidad, excepto los maitines de por la noche, a que concurrirá únicamente, los viernes de cada sema– na». El 20 de marzo se le avisa que los dé por terminados. Una vez se castigan así las deficiencias en la asistencia a los enfermes; otra, la despreocupación en renovar las licencias. Infrecuentes debieron de ser las multas pecuniarias. El Visi– tador el 26 de mayo de 1805 (DVP) impone dos en Bordón : una de cuatrocientos reales vellón y otra de doscientos, y ordena que la suma se reparta entre los pobres. Le atajan los penados con que el castigo va a ser bochornoso, pues se va a hacer público en– seguida, y el P. Santander se aviene a que se inviertan los seiscien– tos reales «en la composición del órgano de dicha iglesia de Bor– dón». El 14 de junio de 1807 (DVP) sendas multas al párroco y be-

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