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17,2 P. ANSELMO DE LEGARDA citado Retiro espiritual 9 había aludido a la pobreza de muchos sacerdotes, sin congrua sustentación, pobreza rayana en la 1niseria. Y lo que había visto y palpado en diócesis lejanas, pudo comprobar ahora en la de San Valero. Hubo alguien que nos pintó la situación en carta dirigida al Arzobispo (DDC), que, como sabemos, no residía en Zaragoza, sino en la corte : «San Per de Calanda y enero 22 de 1804, en Ara– gón. Excmo. Sr.~ Señor: Sin duda que V. E. no ha considerado las circunstancias y cortedad de rentas del clero inferior y espe– cialmente la del de V. E. en su diócesis de Zaragoza. La mayor parte de éstos no llegan sus rentas a cuatro mil riales vellón y ci.e ellos tienen que sufrir los descuentos de los subsidios, pagos del noveno real, vacantes, contribuciones reales, conducciones de sir– vientes, pagos de casas y, sobre todo esto, mantenerse para sostener la humanidad o decencia y vestidos con los altos precios que uno y otro llevan en el día. A todo esto se agrega el impuesto por los Gobernadores de V. E. en su diócesis de Zaragoza de tener que acudir personalmente todo el clero por licencias o renovaciones de celebrar, confesar y predicar. Este gasto que ocasionan por los caminos y posadas y aun dentro de Zaragoza (que es un pueblo sumamente caro), hace vivir con suma escasez al clero inferior fo– rastero; pues, aunque la cosa parece tenue y sucede de tarde en tarde, como recae sobre muchas cargas, se hace grave y digna de remedio. La caridad me estimula a suplicar a V. E. mire esta cosa con seriedad y que con su alto talento vea si halla medio para aliviar al clero de esta carga, ya que las demás no están en manos de V. E. No tengo otro medio que el de recurrir a V. E. co– mo padre ; pues me consta que muchos eclesiásticos, para hacer este viaje, piden prestado lo necesario a seculares, por carecer de otro recurso; y varios de éstos, como el estado está tan decaído, , se valen de la ocasión para vilipendiar al clero, y autrq;ue algunos eclesiásticos se anonadan por estos favores. Todas son verdades manifiestas, aunque a V. E. se le informe lo contrario. Y no dude V. E. que la necesidad y ocasión hacen hacer cosas que regular– mente no se harían. En muchos, o los más, el viaje es de ocho días, 9 Tomo I, 1,802, pá,g. 157 y t. II, pá,g. 69.

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