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LO FRANCISCANO EN EL TEATRO .DE TIRSO DE MOLINA Interviene el solista: Su rey los serranos le acaban de her (= hacer); Dios le haga de veras lo que en juego es: obispo o barbero, Papa o sacristén. Denle la obediencia con el parabién los que haciendo fiestas le vienen a ver (72b). 11 Dan vivas a Félix, rey, y le sientan en una silla de costillas. La corona se les ha olvidado en una casa lejana. Pero no importa: la iglesia está cerca y con quitarle la corona dorada que tiene puesta San Luis, el rey de Francia, basta. Pero, como está un poco oscura la iglesia, el pastor se equivoca de santo y saca una tiara con tres coronas, la del papa San Gregorio, y se la pone en la cabeza. Sixto se queda confuso con tantos pronósticos y se rinde a ellos: ¿Qué aguardo, que no ejecuto el principio que me manda el cielo para este fin? Francisco, vuestra Orden sacra me ha de recibir por hijo. A Escuti me iré mañana, donde los claustrales tienen una noble e insigne casa. El hábito he de pedilles, que ya es cierta mi esperanza y ha de salir victoriosa, pues hoy los cielos la amparan (73-74). Comentan los pastores lo bien que le cae la tiara y Sixto termina la jornada confesando: Pontífice soy de burlas. Pues, Pedro, de vuestra barca he de regir el timón, porque he de ser Papa o nada. El principio de la segunda jornada nos muestra cumplida la promesa de Félix: es ya Fray Félix en la Orden de San Francisco. Además, la

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