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LO FRANCISCANO EN EL TEATRO DE TIRSO DE MOLINA En una religión estudia, y deja el rústico ejercicio, que las letras prometen ensalzar tu nombre y fama. En estrella naciste venturosa; ten cuenta con el miércoles, que es día en que has de ser dichoso, sin que tengas felicidad que en él no te suceda. Tu genio fertiliza el cielo pío; sigue las letras y el consejo mío (62-63). 9 Continúa manifestando a su hermana que al buscar otro día al astró– logo, halló que estaba muerto. Había vendido Félix sus humildes ropas a los serranos de su pobre sierra para comprar el vestido de estudiante. Y de tu amor fiado, ha ya cuatro años, con ayuda tuya, cual ves, que en estudiante me transformo. Bien es verdad que en nuestro pueblo el cura a leer y escribir me enseñó un tiempo y un poco de gramática, y con ella aprovecho de modo en los estudios que todos me celebran y respetan (63a). La colaboración de Sabina merece recompensa y espera en Dios su hermano que presto ha de pagarle lo mucho que le debe. Confiesa Sabina que, gracias a sus estudios, espera verle sacristán, cura del pueblo o «calóndrigo». Ante la proximidad de escolares, se separan y Sabina se va a vender la leña. A solas Sixto o Félix en el soneto de rúbrica comenta su situa– ción, comparándola con la de célebres personajes antiguos surgidos de la nada o de la pobreza: Cleantes, Plauto, Euménides, Cincinato (?), para acabar con San Pedro: Si Pedro pescador a Roma agrada, no será mucho que, aunque pobre vivo, por letras venga a ser... -O Papa o nada (63b). Las últimas palabras pronuncia dentro una voz misteriosa que Félix interpreta como voz del cielo. Por un criado del cardenal Colona se en– tera casualmente Sixto de que Paulo III acaba de morir, hecho ocurrido el 10 de noviembre de 1549. Nuevos alientos le dan sus deseos. Vuelve a sus recuerdos:

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