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8 ANSELMO DE LEGARDA cuando habla, aunque el lenguaje corresponde con el traje; si el donaire con que viene a vender vieras despacio, yo sé que me disculparas y su aldea aventajaras a la corte y al palacio. Ocho días ha que salgo a vella y, después de vella, quedo más muerto por ella (61ab). Decio acaba lamentando la suerte de Laura, eliminada por una grosera pastora, pero no es mucho cuando hay quien come vaca mejor que un capón. El cambio de escena nos hace retroceder a las afueras de Fermo, donde Sixto, en presencia de su hermana Sabina, tiene que mudarse de escolar, como de costumbre, sustituyendo su vestido rústico por el manteo y la sotana. Mientras, le hace a Sabina una confidencia: el encuentro de días pasados en la plaza de aquella universidad con un regente de «la cátedra sutil de Matemáticas», al que luego denominará astrólogo. Lo mejor que yo supe, satisfice a sus preguntas advirtiendo que era de humildes padres, y mi pobre patria las grutas toscas de Castel Montalto; que un miércoles nací, que era a catorce de diciembre, según solía mi madre (que Dios haya) decirme, y ser el afio en que al mundo salí mil y quinientos y veinte y uno; Félix solamente en el nombre de pila, y infelice en todo lo demás, pues no hay ventura adonde siempre la· pobreza dura (62b). Se le habían grabado bien las conclusiones del astrólogo: Quedóseme suspenso y, arquendo después las cejas, dando un grande grito, «Félix, dijo, las obras corresponden con el nombre de modo que tu dicha tres coronas ofrece a tu cabeza, si tomas una, con que serán cuatro.

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