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54 ANSELMO DE LEGARDA So equivale a soy; pro, a provecho; her, a hacer. Ellos se refiere a los pasajeros y a las peticiones previas que le han hecho a la ventera. En El condenado por desconfiado (1, 187c) Enrico recibe disgusto de que entren a visitar a Celia unos marquesotes que nada ofrecen ni dan: De peña, de roble o risco es al dar su condición: su bolsa hizo profesión en la Orden de San Francisco. Ignoro si era de clarisas el monasterio en que Margarita había prome– tido ser monja en Quien da luego, da dos veces (6, 297b): Restituyo a Margarita la opinión de su valor: estado ha escogido al doble honroso, que un monasterio es ilustre cautiverio y cárcel de gente noble. En Cómo han de ser los amigos (6, 215b) el gracioso de la comedia, en unos funerales imaginarios, hace intervenir a las órdenes mendicantes con los niños de la doctrina y la cofradía de la Soledad. En El condenado por desconfiado (1, 199c) Enrico rechaza a los con– fesores que le anuncia el portero: Dos padres de San Francisco están para confesarte aguardando afuera. Más arriba oíamos el repetido elogio de predicadores capuchinos. En otros lugares nos los presenta Tirso penitentes y austeros. Así en Desde Toledo a Madrid (1, 486a): Sois cuerdo, como ella hermosa; mas lo que yo alcanzo en eso es que, si don Baltasar estuviera arrepentido tanto de haber ofendido a Dios, como de dejar a doña Ana, ya pudiera envidiarle un capuchino.

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