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LO FRANCISCANO EN EL TEATRO DE TIRSO DE MOLINA 7 es muy meolludo y discreto, y puede representar el papel y acabar con la discordia. Con sorpresa de Camila, mientras vuelve Félix, Pereto decide apaciguarlos. Dice: Camila, mi amor travieso hace moza mi vejez y si veo rey esta vez a Félix, saldré de seso (58b). El cambio de escena nos traslada a Fermo donde encontramos al estu– diante Césaro mientras dialoga con su criado Decio. Césaro es hijo del Príncipe ·de Fabriano. De pronto le ha invadido el olvido: Decio, desde que salí de nuestra patria, Fabriano, y vine a Fermo a estudiar, de Laura olvidé el amor (60a). Laura es mujer principal, según Decio, pero Césaro replica: Más prendas mi sangre pide; que, aunque soy hijo menor, en Italia ni en Sicilia no hay más ilustre familia que la Ursina. Un clavo saca otro clavo: el amor de Laura ha quedado suplantado por el de una villaneja, esa Sabina a la que hemos dejado camino de Fermo con su hermano Sixto. El amor de Césaro se manifiesta hablando con ella y ordenando al criado que compre cuanto trae Sabina al mercado, aunque para ellos sean cosas del todo inútiles. Confiesa Césaro que adora a la villana: Ni perlas en conchas bastas, ni en sayal guarnición de oro, ni el sol que por la mañana por nubes tiende el cabello, sale más bizarro y bello que la graciosa villana entre el grosero vestido, donde la naturaleza, sin el arte, a su belleza su poder todo ha rendido. Si vieras la sal que tiene

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