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46 ANSELMO DE LEGARDA Se calla Beatriz y escucha de labios de Antonio la revelación del futuro: Virgen has de ser y madre, que así, de algún modo imitas a quien siendo Madre y Virgen, a Dios que se humane obliga. Y porque el cómo no ignores, escucha, Beatriz querida, la propagación dichosa que a la Iglesia ha de hacer mía. La Aurora, Madre del Sol, la Nave que de las Indias trujo al mundo el Pan celeste por el mar de amar, María, en fe de que en el instante feliz que fue concebida sin mácula de pecado, por la prevención divina ab aeterno preservada más que las estrellas limpias, fundadora quiere hacerte de una religión que vista lo blanco de su pureza, lo azul del cielo a que aspiras. Hay en el mundo y habrá quien de su majestad diga que probó el mortal veneno que causó su golosina. No quiere Dios hasta agora que este misterio defina su Iglesia, que el cuándo sabe reservado a su noticia. Pero, como es Hijo suyo y parece cosa indigna nacer de madre villana Rey a quien las jerarquías sirven de escabel y trono, volviendo por su honra misma, por la de su Madre vuelve y su devoción te fía. De Santo Domingo el Real saldrás a empresa tan digna de la honra de su Madre, que no en vano determina que en Santo Domingo empiece Religión que Dios fabrica

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